lunes, 29 de agosto de 2011

2 días en la vida

El 13, 7 y el 21 son fechas dignas de cementerio.

domingo, 28 de agosto de 2011

el pasado según Spinetta

En una entrevista a Spinetta, el músico dijo respecto a lo vivido:

- "(...) Nosotros podemos traer al presente la música del pasado, por ejemplo. Mirá si no será importante el pasado. Yo no le resto importancia, pero no puedo proyectar sobre el pasado: debo proyectar sobre el futuro. Hablo como si fuera un hombre, como si fuera todos los hombres. El pasado nos sirve para decirnos: 'Ya sabemos que el puente se cae si no está preparado para resistir tales vientos. Entonces, no voy a hacer la cagada dos veces.' Eso es muy importante, pero en sí la única forma en que nos proyectamos es hacia el futuro."

el domingo es como...

viernes, 26 de agosto de 2011

horas

para el final

jueves, 25 de agosto de 2011

el suicidado

Sofía:

Te escribo quizás, mi última carta. El calor agobia de este lado del mundo y creo que cada uno de nosotros le fue perdiendo el miedo hasta al mismísimo infierno. Es que es el infierno en vida este Norte, y mi corazón se regocija en la alegría de que no tengas que vivirlo vos también. ¡Mirá que loco que estoy, que me alegro de que no estés conmigo! Es insano, pero debo admitirte que no hubiera existido mejor opción que dejarte ahí en el andén, toda marchita y con ojos rojos; que aunque casi se me moría el corazón, sabía que era la única manera de salvarte.
Te dije que quizás es mi última carta. Como te conté antes, le perdí el miedo a todo, incluso a la muerte. Ves, que la soledad me ha atolondrado un poco y tanto... ya no sé si estas dos masas grises y amorfas, pesadas como piedras, son mis pies o pudredumbre. Ya ni reconozco el cuerpo mío, llagado de ausencias, agusanado de tiempo y mugre. Mi única estrella esta noche es que te llegue esta carta de despedida, amor mío.
Difícilmente vuelvas a escuchar de mí, y no hay nada en este universo que me ladre más que dejarte sola en este mundo de bichos raros. Pero sé que sos fuerte, ¡Qué no vas a ser!, sos la mujer de mi vida, mi vida que se termina hoy. No te acongojes por mi partida porque hoy quien te escribe es un muerto vivo. Hace tiempo que perdí el corazón, creo que me lo olvidé en el pañuelo que llevabas puesto en el andén. Sofía, tenés que prometerme que no vas a afligirte por la desaparición de esta carne chamuscada. Esta mañana bailaré mi último baile y tendré mi último beso con la muerte, pero te llevaré siempre conmigo.


Alejandro
21/8/1930

mil grullas

En un último intento de revivir, Sofía escribió sobre sus dos piernas con letra chica y derecha, como arrenglonada:

Que mis fantasmas se vayan, que se vayan. Que te vayas, que te vayas.
Que tus fantasmas se vayan, que se te escapen de los dedos.
Que no me encuentren tus fantasmas, que te vayas.
Que me escape de tus dedos.

a veces sucede que

Quise apretar Escape y apreté Enter.


Horror.

miércoles, 24 de agosto de 2011

el reloj

Elenita:

El viaje en el tren se ha retrasado y honestamente, la llanura pampeana es un tedio irremediable si no estás a mi lado. Sé que no recibirás con agrado mi carta luego de que aquella vez me respondieras que las palabras no hacen nada. No puedo más que decirte que estás equivocada, Elenita. Decir es hacer: diciéndote, mi alma se alivia lo suficiente como para hacer tolerable otro día más. Por eso te escribo una carta todos los días, a veces sólo cuando sueño.
No he dejado de preguntarme a cada hora qué es de tu vida, cómo llevás el peinado esta mañana, si te animaste a comprar todas esas chucherías que tanto deseabas. Te imagino, amante, completamente desnuda en tus sábanas celestes y no puedo contener el estallido de mi corazón. Te extraño tanto, María Elena mía... pero sólo puedo aguantar este tiempo lejos tuyo a regañadientes, arañando las paredes en esas noches de soledad desesperada, hasta nuestro glorioso reencuentro. ¡Que cuento las horas para ese día! El reloj se burla de mí, paseando sus agujitas cada vez más lento... pero revivo mis esperanzas de que me recibas a pesar del maldito deber que me lleva al Norte.
Tengo una última cosa para decirte. En realidad nunca existe una última cosa que decir... pero imaginemos que fuera así. Sé que la noche te abruma lo mismo o más que a mí luego de mi partida, y siento ¡oh, corazón! que estás en búsqueda de nuevas llanuras para recorrer y que te recorran. Sólo te pido una última cosa: que me mates, porque después ya no voy a vivir más. S
í, Elenita mía, que si es así que me mates.


Tuyo,

Julio
7/9/1969

lunes, 22 de agosto de 2011

El mismo amor, la misma lluvia



De esas películas que ves a causa del insomnio a las 3 a.m
y te hacen un poco bien.

domingo, 21 de agosto de 2011

pesadillas

Siempre seguí la misma dirección,
la difícil, la que usa el salmón.
Siento llegar al vacío total,
de tu mano me voy a soltar.

Dame, dame, dame
un poco de tu amor;
yo a cambio te ofrezco
una montaña de horror.



Esta noche me siento culpable hasta de la crisis económica en Grecia.

hoja de papel

De la fatiga eterna nacieron tus ojos de escarabajo. La muerte del recuerdo, en las plazas de Palermo. Sólo Plaza Francia, Lucía, tu olvido no olvida, cucharas envolviendo el clítoris que arde, grullas enredadas tras tu vientre, lágrimas de un invierno. Duele más contigo.
El murmullo terminó de crear el ocaso en tu garganta. El útero vacío carecía ya de cualquier rastro de humanidad: Lucía nunca fue ni será, ¡oh, tragedia!, lengua de cal, labios, mercurio, hastío. Nunca merecí menos amor que lágrimas muriéndose en fosas y flagelos del cuello del dolor.
¡Es el fin de la moral burguesa! Todo lo repulsivo del hombre: su boca de pezón y su plasticola de esperma. Ni el mismísimo vómito podría reflejar fielmente su inmundicia.



Lucas Verduci & María Eugenia Trapani

Calamaro comentó previamente:

me arde.

alguien lo dijo antes

"...yo fui a la soledad y de allí vengo
otra vez con mi amor transfigurado."

plug del sur

Querido Francisco:

Me temo que estas letras otra vez me condenan a la cobardía, maldita cobardía. El universo que se volvió inmenso abraza mi alma azulada. Del color del frío todo mi interno que ahora es externo, del color del miedo. Todavía no puedo entender cómo es que todas tus constelaciones cabían en mi recoveco de corazón maltrecho, ni cómo funcionan los subtes o la lógica de las paralelas y tangentes de las calles.
Ya ves, soy una completa inútil. Lo supiste desde aquella vez que me viste subir al colectivo tan torpemente que se me derrumbaron cada una de las monedas de diez centavos para mi pasaje. Alguna vez dijiste que me amabas toda, incluyendo mi total ineptitud. Te reías tanto al verme entrar al ascensor, siempre eligiendo el ángulo incorrecto para el ingreso de las otras personas. Me avergonzaba en lo más hondo de mi infierno ser tan obvia en mi estupidez. Me excusaba siempre. Al igual que ahora excuso mi amor.
Antes de despedirte, no puedo evitar recrear todos esos momentos en mi mente. Sabés quién soy más que nadie, sabés que sólo se nace en una tierra. En una carta que te envié hace un poco más de cuatro años te escribí que si hay sólo una oportunidad de existir entero en otra persona, ya la había agotado. Aunque me muerdan rabiosos los recuerdos, aunque el odio me hinche los ojos, aunque ¡todo lo que es posible en este mundo! Esos versos que me dictaron quizás Storni o Pizarnik son tan eternos como la materia y sus reacciones, o mejor dicho, el universo entero. Casi como una buena madre, te dejé anotados en ellos todas las respuestas a mi presencia y a mi ausencia.
Hace unos días, antes de tu súbita partida, tomé conciencia del hecho más espantoso: comprendí que la vida continúa a pesar de tu falta. Sé casi con certeza que en un par de años me casaré y tendré dos o tres hijos, y que quizás nombre a un varón Tomás. Pero sé también que en cualquier oportunidad de ausencia de realidad, mis ojos partirán al cielo a buscar los tuyos, que morderán aún más fuerte y más rabiosos que hoy en día.
Francisco, no hay que estar triste. ¿Acaso no es el amor atemporal lo que busca todo el mundo? Hay personas que incluso pasan toda su vida buscándolo y renegándolo. Quizá porque su verdadero amor era su búsqueda. También hay quienes viven toda una infeliz existencia con el ser equivocado. Quiero decir, deberíamos celebrar nuestro hallazgo que en este día nos despide: encontramos al complemento idóneo el uno en el otro para siempre.
No me queda más papel y tampoco me quedan más lágrimas. No me quiero olvidar de agradecerte por la llamada vespertina de la otra vez, me desprendieron la amargura que me trae el mes de mayo. ¡Qué mes tan espeluznante, se agrava de tragedias! Pero ya no quiero abrumarte ni robarte más tus horas. Sé que hace tiempo y frío, y que pronto tu micro al norte te llevará allí mismo: al Norte. Escuché que es un viaje largo, pero confío en tu confianza, y espero honestamente que a donde te lleven tus piernas sean sólo al camino de la felicidad. El destino me enraizó a mi maldita Buenos Aires y no sé hacia qué dirección ni hacia cuántos kilómetros me arrastrará la vida. Si tenemos suerte, será cerca tuyo.

No te olvido, Francisco


Roma
21/9/1970

cuando todo parece estar mal...







... miro para arriba

sábado a la noche otra vez




I died a hundred times.

sábado, 20 de agosto de 2011

Cadáver Exquisito II

Fumaba un porro cuando me articuló los dientes en la enredadera. El barro de su lengua ensució todas mis piernas; me hartó de ramas en el techo. "¡Ya no te quiero!"- recordé harto de sus crucigramas. El mareo del Smirnoff traía el recuerdo del fetiche de su compañía. "Incluso -llegó a pensar- sería más feliz con una porno de Descartes."
Las cañerías del tímpano en su ovario, el alma se cayó en el barro. Homosexual de invierno, el sexo en la ventana del cuaderno. "Se requiere de mucha paciencia para recibir una carta", se lamentó pensando en el perverso labor del correo y a su vez se excitó recordando los dientes de su dentista.
"¡Qué erótico el cristiano tocándome las tetas! Descartes sobre mis muslos: el arma del perverso sólo es la lengua. ¡Ay! Todos mis suspiros como un mantra en la boca del estómago." Se sentó en una cama desvencijada por el sexo vespertino y se decepcionó cuando llegó a la conclusión de que toda la mierda del mundo se colmaba en la copa que recordaba aquella erección.
El existencialismo porno de un invierno. Harto de fetiches le bañó de semen todo el alma; pelos en la boca: triturar la lengua. Estaba en un estado de tal excitación que hasta olvidó el nombre de su madre. Sólo podía pensar en penetrar su enredadera y libar todo néctar de cada una de sus flores. "Fito Paez vomitando. La menstruación es obstáculo del débil; la redención es la pija del inútil. Sartre como óvulo en la ventana, crucigrama de un enfermo. ¡Fiebre!"
Se metamorfoseó cuando pensó en sus tetas: siempre habían atormentado cualquier intento de relación. El bar cerraba y el techo se estremecía de luces coloradas. El dasein empezaba a quebrarse. Dasein amorfo, rito de zombie. "En mi pared, está tu vidrio; de esta persiana, mis delirios... ¡NO ACABES EN ESTA COPA!"
Se sujetó el estómago con las dos manos. El recuerdo fue la única arma mortal y de nada sirvieron los fetiches ni el cristianismo. ¡Ay, ese fantasma! Contempló por última vez su reflejo en el vidrio y trituró su cuerpo con el picahielo.


"El suicida", María Florencia Rúa & María Eugenia Trapani

Cadáver Exquisito I

Noche porteña, lejos del arrabal melancólico del tango, dos almas se pierden por Palermo con aires de Brasil. La tercer botella de ron arde en la noche: sexo con ancianos, morbo de Palermo. El cigarrillo es un imbécil.
Dos destinos se entrelazaban en el mismo humo añejo como desde siempre: la misma fotografía y el mismo ron. Todo lo que existe tiene vómito. "El placer nos devoró las uñas ¿Hasta dónde habré de comerme tus huesos?"
Del cielo y el vómito nacieron sus peores infiernos, las confesiones sobre sexo con background rojo, todo lo que surgía del alcoholismo de esos dos. "Aullo en torno a tu sombra, mi lengua de ron tiene tu muerte, no existe asilo para mi noche."
La oscuridad nocturna los abosrbió en la estufa del comedor. El ron cumplía su efecto, y de beso en euro, la alfombra revivió el espíritu idiota: "Palermo no tiene territorio para coger, el ebrio es mudo, el telo se resquebraja entre tanto rojo". No, no hay alfombra, sus oídos se suicidan en la garganta, el hielo quema los ojos.
El bucle de su flequillo fue suficiente para el orgasmo. Cayeron desfallecidos en la Torre. Quizás alguno pensó en la decepción del naranjo deseado cuando cerró los ojos al sueño: "Ese paladar me asfixia. Todo tu cuerpo, mi saliva. Te acabo los huesos en el exacto instante donde la mutación es eterna. Mudo mi boca a todo tu vómito... no existe alfombra".
¡Qué tragedia la existencia! Toda su vida se reducía al fracaso cuando miraba su par de manos que cual pinzas de cangrejo sujetaban una miseria de realidad. "Te recorro cada fibra de este infierno. El sexo es territorio impenetrable, no bastan dedos para existirte. ¿Por qué tu paladar vuela mi cuello? Tanto fantasma entre esos dedos, tanto volcán en esta boca... ¡No existe alfombra, imbécil!"


"El fetiche", María Florencia Rúa & María Eugenia Trapani

viernes, 19 de agosto de 2011

El karma de vivir al Sur

1)
Se inhabilitó tu cuenta
Para volver a activar tu cuenta y usar Facebook como antes, inicia sesión con tu dirección de correo electrónico y contraseña antiguas.
Esperamos que vuelvas pronto.

2) Eliminar todos los mensajes.

3) Mudanza a un blog secreto.

4) Nuevo mail.


Quien me busca, sabrá encontrarme.

martes, 16 de agosto de 2011

por qué mi muerte

Sabe que la lucha es cruel y es mucha,
pero lucha y se desangra por la fe que lo empecina.
Uno va arrastrándose entre espinas,
y en su afán de dar su amor sufre y se destroza,
hasta entender que uno se ha quedado sin corazón.




Los fantasmas me raptaron el cuerpo. ¿Quién podrá quererme, llena de cicatrices? El romance, en todas sus formas y todos sus tiempos, fue ajando el alma, robando cualquier rastro de razón y lógica. ¿Quién va a creerme, con ojos que no miran? Fue casi imperceptible ese reloj desbordando sus tic tac en el amor, tejió el luto más silencioso. ¿Quién podrá amarme a mí y a mis infiernos? ¿Quién podrá sentirme a pesar de mi superficie de yeso? ¿Quién va a entender la miseria de ser frío y de ser niebla? Si una ausencia y la sombra están donde era mi corazón, si las sonrisas son máscaras que esconden el monstruo que soy yo.
¿Por qué mi muerte? ¿Por qué mi soledad? ¿Por qué romper mi cristal interior? ¡Injusto Eros! Renació, su amor renació sin mí, en mi ausencia y su sombra. Me preguntaron por qué no sonreía y respondí que la felicidad me acalambraba la cara, que por eso prefería manterme seria, que por eso rebanaba olvido y no lo tragaba. Cuando los veranos, la luz impúdica y el sol aborrecible pero necesario decidieron hacerse transparentes y cuando el invierno se quedó sin tiempo, fue cuando terminé de consumirme. Ni ese dejo de piel y huesos eran servibles a la existencia, apáticos, todos marcados de pretéritos y hasta antinaturales. Era tiempo ya, la decisión más difícil: ¿por qué mi muerte?


infectada

No logro decidir si la admiración es el camino más seguro
hacia la frustración o hacia la decepción.


Mortales, no me admiren, no me maten.

domingo, 14 de agosto de 2011

ser sin tiempo

Hay caminos que se recorren sin compañía alguna. No implica que sea un capricho más, sino que realmente es condición para madurar ciertos aspectos. Caminar desde la calle Serrano hasta Juan B. Justo, por ejemplo, puede ser uno: 4 cuadras de un millón de pensamientos cuando sólo se es con la noche. Quizás escribir en el 15 yendo para Plaza Armenia, al encuentro con el banco mágico mientras se ruega que Poe haya tenido razón en La carta robada.
Descubrí que no hay templanza. Mi mundo es neurótico, mi mundo es infierno de escritores malditos. Mi mundo, el mundo oscuro. ¿Escribir en una plaza? Cliché... o vestigios de una noche que dejó en suspenso al cadáver exquisito.

sábado, 13 de agosto de 2011

Palermo y sus plazas



En uno de mis intentos de fugarme el mundo, contemplé la posibilidad de ir a esconderme del otro lado de la ciudad: me tomé el colectivo hacia el norte porteño. Palermo, barrio primerizo, zona de promesas, poseedor de tantos bancos encantados y territorios malditos. Opté por el banco de una plaza, el de siempre que hace aparecer y desaparecer mágicamente diferentes paisajes. No tardaron en despertarse las musas, que empezaron a cantarme sus canciones al oído mientras mi mano como poseída garabateaba textos en el cuaderno. Se escribe mejor de ese lado de la ciudad, cuando el mundo asfixia. Hasta se puede acompañar al ritmo literario con unas galletas con chips de chocolate a modo de merienda, o cena. Palermo, donde el mismo cielo gris de toda la ciudad es otro gris distinto, donde duermen mis musas y memorias.

Mundo Bizarro

F: -¿Sabés qué extraño?
E: -¿Qué?
F: -Su panza.

Descubrimos que todos tenemos esos adorables defectos que el otro contempla casi en secreto.

viernes, 12 de agosto de 2011

¿De qué podemos hablar?

En la obra de teatro Tita, una vida en tiempo de tango interpretan la canción de Abel Aznar que se puede escuchar acá (es la última canción que subo, lo prometo). Es de esas letras que se ajustan a algún desencuentro pasado, presente o futuro que tarde o temprano acontece en el pasar de la vida -además, es hermoso el ritmo- y dice así:

Recién te acordás, recién me decís
que estando a mi lado vos eras feliz.
Que hablando podemos volver a entendernos,
volver a querernos, que no me mentís.
Y hablarnos de qué, ¿decime de qué?.
¿Te quedan palabras que yo no escuché?
¿Te queda en los labios algún juramento
que no es un tormento que yo no pasé?

¿De qué podemos hablar,
sin corazón, sin ternura?
Después de tanta amargura,
después de tanto llorar.
El tiempo ayuda a olvidar,
tenemos otro destino...
¡Seguí! ¡Seguí tu camino!
¿De qué podemos hablar?

¿Por qué me mirás con tanto rencor?
No es mía la culpa si fue nuestro amor
un cielo primero, después un tormento,
después un infierno de angustia y dolor.
¿Por qué no te vas, por qué no seguís?
¡Vos nunca a mi lado podrás ser feliz!
¿No ves que en mi pecho yo tengo un vacío,
un miedo y un frío? ¿Por qué no seguís?

martes, 9 de agosto de 2011

polaroid de locura ordinaria

Después dijo que me amaba
y se hundió la Gillete:
sangró, sangró, sangró,
y se reía como loca.
No he visto luz
ni fuerza viva tan poderosa.

lunes, 8 de agosto de 2011

los libros que se leen distinto


To Monica, the most illogical and lovely girl, with affection.

Horacio
27/9/48

sábado, 6 de agosto de 2011

enamorados

Escuchar la radio a las 12:52 a.m de un sábado te lleva a conocer grandes frases del locutor intercanción, en este caso sobre el amor atemporal:


"El amor verdadero no tiene final feliz.
El amor verdadero no tiene final."





(y todos soltamos un ''ahhh'' de ternura inevitablemente)

viernes, 5 de agosto de 2011

Y

Ella llora de madrugada y de día pinta arcoíris de todos los colores.

jueves, 4 de agosto de 2011

la parte peor

Durante la limpieza sentimental, entre ese papelerío escrito de mentiras, un sobre. Inmaculado, con una frase de rouge como epitafio. Lo abriste, el color familiar, la letra de ella. Pero la oscuridad terminó de nublar el cuarto cuando leíste:


"Puedo ser el mal, mi amor. Puedo ser todo lo que quieras que sea. Puedo ser tu Sol, puedo ser tu B, puedo ser fa sostenido, puedo ser tu casa. Pero puedo ser el mal, si así lo quisieras: el veneno más exquisito que degustara tu lengua. Yo puedo ser asesina y ser tu muerte."

miércoles, 3 de agosto de 2011

perdí

No tengo amor, amor, yo no tengo. El vacío, el infinito, el vacío, el corazón. No tengo amor, amor, yo no tengo ni un poco. El infinito es silencio, amor, tu corazón está maldito.
Amor, es maldito y muerde hasta que sangra el alma. Pero es infinito el silencio, el alma, la soledad sangra. Nuestra muerte es vacío, es soledad, muerde. No tengo amor, amor, yo no tengo. Puedo morderte el corazón, maldito que sangra. Puedo enfermar de amor, amor, porque no tengo amor, tu corazón está maldito. El infinito me salva del vacío, el corazón, lo que sangra.
No tengo amor, amor. El olvido, la muerte, la nada. Tengo nada, amor, no tengo amor. Podés olvidar la muerte de la nada, el silencio. Es infinito el corazón maldito, el alma descarozada. Carozo, amor, no tengo. Tu corazón que sangra de muerte, de silencio, de alma. Calla del infinito que es muerte, que es amor, que es vacío.
No tengo amor, amor, yo no tengo ni un poco tuyo. No soy más que vacío, un corazón que sangra infinita ausencia, que muerde recuerdo. Pero la nada es, amor, que el olvido es muerte, es silencio. Callé tu amor, que es vacío, que es muerte, que sangra. No tengo amor, amor: dejaste soledad, olvido, el corazón maldito, nada.