martes, 20 de septiembre de 2011

no alarms

Cerró el sobre y lo llevó al Correo.
La primavera se veía de lejos,
a media vuelta del reloj.

Cerró los ojos y caminó sin cuerpo,
a alguna parte.
Lamentó haber sido tan sincera,

haberse mostrado tan real
frente a una estatua:
lamentó haber sido tan sincera.

Cerró el sobre y después los ojos,
caminando a alguna parte
y él se fue

lamentando que haya sido tan sincera,
que se haya vaciado de palabras
antes de que cerrara el sobre.

lunes, 19 de septiembre de 2011

cap ou pas cap?


Du bonheur à l’état pur, brut, natif, volcanique, quel pied ! C’était mieux que tout, mieux que la drogue, mieux que l’héro, mieux que la dope, coke, crack, fitj, joint, shit, shoot, snif, pét’, ganja, marie-jeanne, cannabis, beuh, péyotl, buvard, acide, LSD, extasy. Mieux que le sexe, mieux que la fellation, soixante-neuf, partouze, masturbation, tantrisme, kama-sutra, brouette thaïlandaise. Mieux que le Nutella au beurre de cacahuète et le milk-shake banane. Mieux que toutes les trilogies de George Lucas, l’intégrale des muppets-show, la fin de 2001. Mieux que le déhanché d’Emma Peel, Marilyn, la schtroumpfette, Lara Croft, Naomi Campbell et le grain de beauté de Cindy Crawford. Mieux que la face B d’Abbey Road, les CD d’Hendrix, qu’le p’tit pas de Neil Armstrong sur la lune. Le Space-Mountain, la ronde du Père-Noël, la fortune de Bill Gates, les transes du Dalaï-Lama, les NDE, la résurrection de Lazare, toutes les piquouzes de testostérone de Schwarzy, le collagène dans les lèvres de Pamela Anderson. Mieux que Woodstock et les rave-party les plus orgasmiques. Mieux que la défonce de Sade, Rimbaud, Morisson et Castaneda. Mieux que la liberté. Mieux que la vie...

sentencia

"Esta noche voy a ser sólo cuerpo." le dejó escrito en un papel junto al corazón, desparramados simpáticamente los dos sobre la mesa invisible. Era cierto que su cara había ido perdiendo el color. Caminó hasta la puerta dejando por el camino promesas rotas, sueños de papel y árboles artificiales de plástico y lágrima.
Se interrumpió el tiempo para que nunca sea muy tarde volver.

No mires atrás, Orfeo.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Rifa III

Mi problema viene de la sorda desesperación de saberse solo. Bah. época pre-parciales... época de cinismos... época de conciencias: una torre de marfil, dijo Cerati. Una gran hecatombe de verdades que chocan hasta el piso como ladrillazos, con mi cuerpo ahí abajo.
Hoy tuve otro espasmo de crisis vocacional, y ahora medio me quedo sin aire. Y dejé de escribir, eso le hace mal a cualquiera.

Deberías escribirte una carta a vos misma... deberías encontrarte.

Rifa (II)

Tuve días mejores. El acontecimiento de hoy está clasificado entre esas cosas de la vida que arruinan a las 24 próximas horas del día, y que no se me va la alergia. Escuché mucho a Calamaro y seguramente eso tenga su consecuencia, como todo. Como una red, la configuración de seres y hechos interdependientes. La carta invisible emitió rayos que agujerearon más algunas emociones y que nada, sábado. Los sábados la paso mal. A los fines de semana se los anhela mucho un lunes y se los desprecia demasiado el domingo. Tengo una fea sensación, como de estar en la parte desierta de un desierto.

Rifa de besos (y versos)

Es sábado tarde y la soledad me muerde la cintura, donde dejaba su mano quieta a la vez que me envolvía el cuerpo. Es sábado noche y tengo una desesperación interna. Te juro, me está quemando. Tengo ganas de salir corriendo, gritarte en la cara que tengo una desesperación interna que me está quemando, romperle algo en la cara a alguien, romperle el corazón en la cara, tirarte los esquemas por la cabeza, dinamitarte las palabras adelante de los ojos, sacudirte la cabeza para buscar una puta idea... es como una lombriz super destructiva en las arterias que me va recorriendo. Tarde o noche, todo se va a la mierda cuando está el parásito de la soledad.
Y encima estoy lista para salir; pero con nadie a ninguna parte. Eso es peor, verse con las zapatillas puestas.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Ausencia de Dios

Quizá fue una hecatombe de esperanzas
un derrumbe de algún modo no previsto
¡ah! pero mi tristeza sólo tuvo un sentido.
Todas mis intuiciones se asomaron
para verme sufrir,
y por cierto me vieron.

Hasta aquí había hecho y rehecho
mis trayectos contigo,
hasta aquí había apostado
a inventar la verdad:
pero vos encontraste la manera,
una manera tierna
y a la vez implacable,
de desahuciar mi amor.

Con un solo pronóstico lo quitaste
de los suburbios de tu vida posible,
lo envolviste en nostalgias,
lo cargaste por cuadras y cuadras
y despacito,
sin que el aire nocturno lo advirtiera
ahí nomás lo dejaste,
a solas con su suerte
que no es mucha.

Creo que tenés razón,
la culpa es de uno cuando no enamora
y no de los pretextos ni del tiempo.
Hace mucho, muchísimo
que yo no me enfrentaba
como anoche al espejo,
y fue implacable como vos,
mas no fue tierno.

Ahora estoy solo,
francamente solo.
Siempre cuesta un poquito
empezar a sentirse desgraciado.
Antes de regresar
a mis lóbregos cuarteles de invierno,
con los ojos bien secos por si acaso,
miro cómo te vas adentrando en la niebla
y empiezo a recordarte.


Mario Benedetti

domingo, 11 de septiembre de 2011

Primera Luna

- (...) En realidad, conocer a una mujer es una tristeza más. Cada muchacha que pasa por nuestra vida nos oxida algo precioso adentro. Posiblemente cada hombre que pasa por la vida de una mujer destruye en ella una faceta de bondad que otros dejaron intacta, porque no encontraron la forma de romperla. Estamos a la recíproca. Somos una buena cáfila de canallas...

Arlt.

martes, 6 de septiembre de 2011

66. lunes antes

Emilio:

Es notable que no tuviste la oportunidad de encontrar mi nota o la voluntad de escribirme. Tu ausencia de sentimiento realmente me agota... ¿Por qué, amor?, ¿Por qué irte así? No siento mejora en mis laceraciones internas. Sólo sé que hoy te vas igual que la otra vez, caminás adelante mío y no vas siquiera a fingir mirar atrás.
Pareciera que fue ayer cuando me despediste de esos ojos de canicas anaranjadas, de las caricias de esas manos de gerberas, de los dientes que abrigan esa prodigiosa lengua. Hoy me siento débil, me desintegro y soy una partícula que hasta podrías llegar a respirarme: no tengo el valor para decirte que nunca más.
Es cierto que hoy existo sólo como medio cuerpo, verás, la ausencia de corazón me tiene así de perdida. Estoy tan frágil que lo único que realmente apetece mi vida es la introspección en los sueños que genero en mis jornadas de dormir, que son todos los días. Predicaste de mí a una mujer fuerte que se deshizo en tu ácido hace años ya, pues no queda ni un lunar de ella. Los infiernos son hoy mi único hogar, los que conociste y de los que te escondía. Esta tarde es pura desesperación de buscarte en nuestros itinerarios de siempre, arañar las paredes por no encontrarte y saberte otro que ya no me pertenece; como un extraño.
Porque sospecho tu partida, quiero agradecerte todo lo que me enseñaste, tus manos atravezeron mi esternón y acurrucaron a mi corazón entre ellas. Fuiste calor de invierno, el viento del verano, la luz en la oscuridad, que sos mi tiempo. Entiendo tu silencio, corazón, entiendo que es nuestro triste final aunque yo no quiera creerlo. Nunca voy a creerlo: siquiera el final de mi propia vida significaría el funeral del amor que nos encontró.
Pronto dejaré estas cartas estúpidas, que ya carecen de sentido. Dejarás de reanimar nuestros cadavéricos recuerdos y emprenderás ese viaje al Norte del que tanto me habías hablado. Vas a estar lejos de mí, tan lejos que hasta quizás nos olvidemos el uno del otro o seamos esa figura borrosa del horizonte que ya no significa nada. Moriré, querido mío: sólo con mi muerte vas a poder ser libre. Ya inicié el proceso, nada importa más que esa sonrisa de ratón que tanto me encantaba.
Quizás estemos a tiempo de evitar tu visita al cementerio. Quizás ni siquiera esto esté ocurriendo y sea sólo un juego de dos tontos enamorados que fingen un falso final. Tal vez la realidad sea esa de sentirte cerca a pesar del tiempo, del Norte, del viento, de la tierra en los ojos. O será la locura que me envenena de a poco y que me deja sentir tus abrazos y abrazarte invisiblemente, acompañarte hasta el trabajo y charlar de la jornada a la noche mientras tomamos el té en la cama. A veces cuando me peino en el espejo, puedo sentirte cerca o dibujar alguna expresión tuya en el reflejo. Recuerdo ahora la alegría que desatabas cuando me abrazabas la paz en la mañana.
Tengo este estúpido corazón que no comprende. Por momentos no puedo evitar la sensación de autodestrucción inmediata, la fuerza que me lleva a pasearme por la cornisa de la terraza que me seduce con la dulce muerte. Donde estés te lamentarás y apenarás por este sensible cuerpo, carente de cualquier lógica, inmundo e inmerso en tanta locura. Estúpido corazón, estúpida yo, que no pude evitar la visita al cementerio. No te preocupes, amor, yo seguiré escribiéndote y amándote siempre. Aunque hoy sean tres siglos y dos meses que estas cartas residen sólo sobre tu lápida.

Tuya,


Julia
13/8/1989

lunes, 5 de septiembre de 2011

55. domingo antes

La técnica consistía en citarse vagamente en un barrio a cierta hora. Les gustaba desafiar el peligro de no encontrarse, de pasar el día solos, enfurruñados en un café o en un banco de plaza, leyendo-un-libro-más. La teoría del libro-más era de Oliveira, y la Maga la había aceptado por pura ósmosis. En realidad para ella casi todos los libros eran libros-menos, hubiese querido llenarse de una inmensa sed y durante un tiempo infinito (calculable entre tres y cinco años) leer la opera omnia de Goethe, Homero, Dylan Thomas, Mauriac, Faulkner, Baudelaire, Roberto Arlt, San Agustín y otros autores cuyos nombres la sobresaltaban en las conversaciones del Club. A eso Oliveira respondía con un desdeñoso encogerse de hombros, y hablaba de las deformaciones rioplatenses, de una raza de lectores fulltime, de bibliotecas pululantes de marisabidillas infieles al sol y al amor, de casas donde el olor a tinta de la imprenta acababa con la alegría del ajo. En esos tiempos leía poco, ocupadísimo en mirar árboles, los piolines que encontraba por el suelo, las amarillas películas de la Cinemateca y las mujeres del barrio latino. Sus vagas tendencias intelectuales se resolvían en meditaciones sin provecho y cuando la Maga le pedía ayuda, una fecha o una explicación, las proporcionaba sin ganas, como algo inútil. "Pero es que vos ya lo sabes", decía la Maga, resentida. Entonces él se tomaba el trabajo de enseñarle la diferencia entre conocer y saber, y le proponía ejercicios de indagación individual que la Maga no cumplía y que la desesperaban.
De acuerdo en que en ese terreno no lo estarían nunca, se citaban por ahí y casi siempre se encontraban. Los encuentros eran a veces tan increíbles que Oliveira se planteaba una vez más el problema de las probabilidades y le daba vueltas por todos lados, desconfiadamente. No podía ser que la Maga decidiera doblar en esa esquina de la rue de Vaugirard exactamente en el momento en que él, cinco cuadras más abajo, renunciaba a subir por la rue de Buci y se orientaba hacia la rue Monsieur le Prince sin razón alguna, dejándose llevar hasta distinguirla de golpe, parada delante de una vidriera, absorta en la contemplación de un mono embalsamado. Sentados en un café reconstruían minuciosamente los itinerarios, los bruscos cambios, procurando explicarlos telepáticamente, fracasando siempre, y sin embargo se habían encontrado en pleno laberinto de calles, casi siempre acababan por encontrarse y se reían como locos, seguros de un poder que los enriquecía. A Oliveira le fascinaban las sinrazones de la Maga, su tranquilo desprecio por los cálculos más elementales. Lo que para él había sido análisis de probabilidades, elección o simplemente confianza en la rabdomancia ambulatoria, se volvía para ella simple fatalidad. "¿Y si no me hubieras encontrado?", le preguntaba. "No sé, ya ves que estás aquí..." Inexplicablemente la respuesta invalidaba la pregunta, mostraba sus adocenados resortes lógicos. Después de eso Oliveira se sentía más capaz de luchar contra sus prejuicios bibliotecarios, y paradójicamente la Maga se rebelaba contra su desprecio hacia los conocimientos escolares. Así andaban, Punch and Judy, atrayéndose y rechazándose como hace falta si no se quiere que el amor termine en cromo o en romanza sin palabras. Pero el amor, esa palabra...




Rayuela

Mientras leía ese capítulo otra vez, una voz me retumbaba entre los tímpanos recordándome algo que conocía de antes pero que no recordaba cómo ponerle palabras.
"¿Es acaso coincidencia que el poeta alegre cuando se desata tu furia le dice al reproductor que pase este tema tan triste? Está complotados y yo no quiero dejarlo pasar así nomás. Hago lo posible, pero si no me dejás hacer lo imposible nunca voy a poder nada. Si no te dejás creer que se puede lo imposible, al menos una vez más, entonces nada es posible."

domingo, 4 de septiembre de 2011

44. sábado antes

Una noche, Elena encontró esa seguidilla de papelitos escritos por Juan antes de su partida al Norte, que en determinado orden decían algo más o menos así:

No digas nada.
Técnicamente no estoy hablando... sólo vine para decir...
cuánto te amo,
¡Mucho!
Como a nadie en este mundo... y lamento no ser tu ideal, pero
quería darte algo... "¿Qué?" pensarás:
Pase lo que pase este bípedo implume siempre va a amarte

y siempre va a estar para vos.
Sólo te pido algo...
¡Una sonrisa!,
un abrazo (si querés...),
una cachetada,
una promesa: que vas a ser feliz
y un beso de esos con los que detuvimos el tiempo.
Perdón.
Gracias.
Juan


El anotador se cerró de un golpe mientras que un par de lágrimas se asomaban a leer a otro par de recuerdos. Maldijo al destino, apagó la luz y lo soñó hasta el miércoles siguiente.

sábado, 3 de septiembre de 2011

33. viernes antes



Ocasionalmente, la música habla más que las palabras.

viernes, 2 de septiembre de 2011

22. jueves antes

Emilio:

Te dejé una nota en el banco de nuestra plaza. Me responderás si la encontrás. Te dejo un montoncito de esos besos que conocés.
Julia

12/3/1989

jueves, 1 de septiembre de 2011

11 miércoles antes

Eduardo:
Me detengo este día en la esquina donde me visitabas. El aire fresco parece renovar el oxígeno que perdimos cuando hablábamos en la oscuridad. Miro aquel árbol que se sonrojaba al principio del otoño y sonrío. Melancólicamente, me acomodo la sonrisa y la mirada al cielo pensando a cuál de todos los Nortes te habrá llevado ese tren.
Camino un poco más: se pasean frente a mí un desfile de recuerdos. Ya no te duele más el alma, querido, ya no necesitás decirme que me amás. Ya no llamás y sé que tampoco responderás esta carta. Es agridulce aquel pensar, me regocijo en la nueva vida que engendrás desde lo más hondo de tu ser, pero es inevitable saber que la parte más honorable de mí, si es que alguna vez existió, ha muerto con tu partida.
No voy a negarte que algunas noches me muerde la soledad los brazos vacíos, que acuden desesperados al cajón prohibido donde guardo un espejito nuestro de lo que alguna vez fuimos. Anoche soñé con tus dientes, y sin creerme Berenice, me contuve para no ir a robártelos: pues bien, tampoco voy a negarte que planeé hace unos días irme también a tu Norte. Tranquilo, sé que no es fácil llegar y hoy por hoy la familia me ata a esta casa; pero confío que un día yo tendré también el mío.
¡Qué vacío abismal, cielo lejano! Nadie me pertenece, a nadie pertenezo. Me convertí en una paria de cualquier placer o elíxir. No he hecho más que errar como un contorno hace ya 11 largas Lunas que jamás han llegado a llenarse. Carezco de cualquier corazón, incluso del mío, porque te lo llevaste en ese tren, Eduardo. Por favor, si tenés la suerte o la desgracia de leer estas palabras, te pido que en cuanto te liberen las fronteras, me devuelvas mi tiempo. No sabés cuánto extraño mi calma.

tu Muriel
28/2/1967

el boicot de Facebook

No tuvieron la mejor idea que "recopilar" los estados de épocas pasadas a modo de efemérides. Hoy me mostró los del 1º de Septiembre de 2009 que decían así:

En Este Día En 2009

María Eugenia Trapani
fake plastic trees

María Eugenia Trapani
He's just NOT that into you.

Quiero escribir...

... pero mañana tengo Economía y no leí nada. Prometo llenar de líneas ergonómicas e incoherentes este espacio en breve. En horas, en lo posible.