Los amigos: Considera solamente una vez contigo mismo qué diversos son los sentimientos, cuán divididas están las opiniones aún entre los conocimientos más próximos; y aún cuántas opiniones idénticas tienen en el cerebro de tus amigos una orientación y una fuerza muy diferentes de las que tienen en el tuyo; en cuántos centenares de formas se presenta la ocasión de desavenencias y desacuerdos, y de dejarse recíprocamente como enemigos. Después de haber meditado todo esto, te dirás: ¡Qué próximos están los problemas! ¡Qué aislado está el hombre! Si alguien se da cuenta de esto y además de que todas las opiniones, entre los contemporáneos, son necesarias como sus acciones, y si adquiere vista para mirar esa necesidad íntima y salir del indisoluble enlace del carácter, de la ocupación, del talento, del entorno, perderá quizás la amargura y la aspereza del sentimiento con el cual un sabio exclamaba: «Amigos, no hay amigos». Se hará más bien esta confesión: «Sí hay amigos, pero es el error, la ilusión quien los ha conducido hasta ti; y les es necesario haber aprendido a callarse para permanecer siempre amigos; pues casi siempre tales relaciones humanas descansan sobre que una o dos cosas no se dirán nunca ni serán tocadas jamás; pero esos guijarros ruedan, y tras ellos va la amistad y se rompe.» ¿Hay, por ventura, hombres para quienes no fuese mortal herida el saber lo que sus más fieles amigos sienten de ellos en el fondo? Aprendiendo a conocernos a nosotros mismos, a considerar nuestro mismo ser como una esfera móvil de opiniones y de tendencias, y así a despreciarlo poco, pongámonos en parangón con los demás. Es verdad que tenemos razones para estimar poco a los que conocemos, pero también otras semejantes para volver ese sentimiento contra nosotros mismos. Así, pues, soportemos a los demás lo que a nosotros nos soportamos; y quizás llegara el día en que puedas exclamar como el sabio moribundo: «¡Amigos no hay amigos!», añadiendo:«¡Enemigos, no hay enemigos!».
"Humano, demasiado humano", Friedrich Nietzsche
tengo que leer más de Nietzsche
ResponderEliminar(mientras mis ojos divagan por la lista de la derecha y se detienen en "Carta de Macedonio a Borges)
la amistad es sexo reprimido, inhibido, castración pura, histeriqueo o mera conveniencia o necesidad de catarsis. En síntesis, es chamuyo.
ResponderEliminarL,desde el hospicio.