Me tiraría del auto cuando paso por tu esquina
sólo para que mi carne
impregnada de cigarrillo y melón
descanse en ese lugar
tan nuestro.
Palermo, paredón y después,
o era Sur, pero yo quiero que sea con P
se merece un tango
ese galpón de sueños diabéticos
que crecen como enredaderas
en los ojos cónicos del ciprés.
Sólo vine a pedirte perdón,
que ayer era joven y tonta
casi tanto como lo soy hoy
pero necesito que escuches mi canción
aunque venga llena de vómito,
te extraño, Eduardo.