viernes, 4 de febrero de 2011

brújulas

Periplos por mil recorrí para encontrarte. Busqué mapas astrológicos y tamicé palabras para encontrar las que encajaban con tus ausencias; trepé árboles hasta el cielo para buscar algún perfume tuyo evaporado mientras practicaba brujerías en canciones tóxicas para no olvidarte a voluntad. Me encomendé a San Antonio e invoqué a Eros un día de febrero; injerté la bitácora a tu corazón en el mío; caminé tus pasos y miré tus cielos mientras te esperaba.
Pero el alma no perdona, y de a poco te fui perdiendo. Te gasté en la cábala y las palabras se achicaron periódicamente; ya no me acordaba de tu perfume; las canciones empezaban a desangrarse a voluntad y febrero pasó a ser un mes viejo.
Existió, sin embargo, la sensación mágica del recuerdo y la ambiciosa promesa de un futuro con amor. Fuiste vos quien creó la sensación mágica que me hizo volver, vos querías que yo volviera.
Y una vez, volví.

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