lunes, 13 de febrero de 2012

asimetrías

Laura retorció como a un papel entre sus dedos el pedacito de alma que se le acababa de escapar de la boca. Todos los espejos de adentro habían estallado súbitamente, se le clavaban en el esternón, el corazón y a lo largo de toda la tráquea.
Él le había disparado seco, directo, cínico, con poca delicadeza a todo su amor. Ya no la quería, ya nunca más importarían sus besos de la mañana, el departamento temporalmente deshabitado por vacaciones se ocupaba del cuerpo de otra.
Tímida, le había susurrado al oído:
- Sos alma de diamante.- y una leve sonrisa se dibujó en la comisura de su boca prolijamente maquillada. Intentó tomar su mano, tan adorable como la peca que adornaba su dedo índice, pero un movimiento brusco la alejó. Tomás frunció el ceño y con ojos indiferentes le sonrió diciendo:
- Ya no te quiero.

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