Hay caminos que se recorren sin compañía alguna. No implica que sea un capricho más, sino que realmente es condición para madurar ciertos aspectos. Caminar desde la calle Serrano hasta Juan B. Justo, por ejemplo, puede ser uno: 4 cuadras de un millón de pensamientos cuando sólo se es con la noche. Quizás escribir en el 15 yendo para Plaza Armenia, al encuentro con el banco mágico mientras se ruega que Poe haya tenido razón en La carta robada.
Descubrí que no hay templanza. Mi mundo es neurótico, mi mundo es infierno de escritores malditos. Mi mundo, el mundo oscuro. ¿Escribir en una plaza? Cliché... o vestigios de una noche que dejó en suspenso al cadáver exquisito.
Hola, acabo de conocer tu Blog y me resultó sumamente interesante.
ResponderEliminarVi la entrada sobre las calles de Palermo y ahora esta. Tenés una relación muy estrecha con el Caminar, el acto de caminar.
Eso siempre me ha resultado misterioso, en un punto calculo porque nunca caminé, y como nunca lo tuve tampoco lo siento como una falta.
Pero siempre que hablo con caminantes, me comentan sobre cierta apertura mental y cambio de los puntos de vista que yo no siento cuando ando en la silla. De ahí empecé a creer que caminar debe ser una función no sólo motora, sino que debe como engrasarnos el cerebro, que las puertas de la mente vayan rechinando cada vez menos, paso a paso.
Todo eso sentí-recordé-pensé mientras te leía. Igual he encontrado muchas otras maneras de lubricar mis neuronas,
Un gustazo pasar, te dejo un afectuoso saludo. ¿Lo del fondo es Van Gohg?, no sé mucho de pintura.
http://www.youtube.com/watch?v=JDfYG0BIsjA
ResponderEliminarCreo que hay clichés ineludibles cuando llevamos a nuestra mente, a nuestro cuerpo, hacia ciertos lugares. Para poner de ejemplo, un ejemplo cotidianísimo, con muchas libertades poéticas, es ineludible tomar el 15 para ir a Plaza Armenia.
ResponderEliminarEscribir en una plaza ES parte de cierto trabajo que quizá uno anda buscando.
Escrita mi opinión personal, te saludo.