viernes, 16 de diciembre de 2011

abraxas

"(...) A esto dijo Pistorius: "El impulso que le hace a usted volar es nuestro gran patrimonio humano común a todos. Es el sentimiento de nuestra relación con las raíces de toda fuerza. Pero nos da miedo abandonarnos a él. ¡Es tan peligroso! Por eso casi todos renuncian gustosos a volar y prefieren caminar, como buenos burgueses, por su acera, apoyados en los preceptos legales. Usted no. Usted sigue volando valientemente. Y de pronto descubre usted algo maravilloso; advierte que poco a poco va adueñándose del impulso y que junto a la magna fuerza general que le arrastra hay otra fuerza pequeñita y sutil que le es propia: un órgano y un timón. Sin ella vagaría uno al azar por los aires, como les sucede, por ejemplo, a los locos. Estos tienen vislumbres más hondas que los burgueses de la acera; pero no poseen una clave, carecen de un timón que les permita marcar el rumbo, y flotan a la deriva en el espacio. Pero usted no. Sinclair, usted logra dominar el impulso. ¿Cómo? Eso quizá no lo sabe usted aún. Lo consigue usted por medio de un órgano nuevo, de un regulador respiratorio. Y ahora puede usted ver qué poco "personal" es su alma en sus estratos más profundos. ¡Semejante regulador no lo es, ni mucho menos, invención suya! ¡No es nada nuevo! ¡Existe ya hace milenios enteros! Es el órgano de equilibrio de los peces, la vesícula natatoria. Todavía existen hoy unas cuantas especies de peces, extrañas y conservadoras, en las que la vesícula natatoria es al mismo tiempo una especie de pulmón que en determinadas circunstancias sirve efectivamente para respirar. Exactamente lo mismo que usted utiliza en su sueño, los pulmones para regular su vuelo."(...)"



Demian (fragmento), Hermann Hesse

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