Un lunes que hace honor a precederle a un martes 13.
Más o menos algo así: anoche no podía dormir, lo cual fue un inconveniente porque me tenía que levantar a las 8 a.m para ir a Puán a que me firmaran la libreta; me levanté y fui a la facultad en el auto; un pájaro hizo sus necesidades repentina y asquerosamente en mi ventana que por suerte estaba cerrada; cuando llegué, me dijeron que las libretas se firmaban el viernes a las 9; luché y conseguí mi autógrafo de Bastarrechea; me encontré con algunas personas indeseables en la facultad y pasé un mal momento; después me tomé el subte para ir a Acoyte; el subte no paró en Acoyte y siguió hasta Castro Barros; me tomé un colectivo desde Castro Barros hasta Acoyte; llegué al lugar de radiología para hacerme la radiografía panorámica de mis dientes; me dijeron que ahí no la hacían y que tenía que ir a Azcuénaga; me fui a tomar el 132; un viejo me dijo algo de un abogado en la calle; llegué al otro centro de radiología que estaba repleto de señoras y señores malhumorados; el sistema de este lugar no era con números, sino que tenía que sacar una LETRA; por lo que llamaban "T de TERESA, U de UVA" y cosas por el estilo; cuando llegaron a la E la recepcionista histérica me dijo que tenía mal hecha la orden; por lo que me indigné con la sociedad odontológica; me fui a tomar el subte D; una pareja de yankees me miró mal; el subte rebalsaba de seres humanos y símiles; me comprimían y no cerraba la puerta; dos estaciones después, toda la masa de gente me empujó hacia un lado y yo observé sin comprender demasiado; hasta que de repente me di cuenta de que había un hombre a 30 cm. de mí que estaba vomitando hasta por las orejas y que se balanceaba de un lado al otro, expandiendo el radio vomitado en el vagón del subte; empecé a maldecir al mundo cuando me quise correr y llegaron a mis pies rastros del aura de vómito del señor; aunque me regocijé en la pareja yankee que se apretujaba en un rincón de manera horrorizada al lado del charco de vómito; me bajé del vagón y me subí al otro, donde me limpié el pie con una carilina.
Ahora me voy a ir a dormir, a ver si todavía me acontece otra desgracia.
Más o menos algo así: anoche no podía dormir, lo cual fue un inconveniente porque me tenía que levantar a las 8 a.m para ir a Puán a que me firmaran la libreta; me levanté y fui a la facultad en el auto; un pájaro hizo sus necesidades repentina y asquerosamente en mi ventana que por suerte estaba cerrada; cuando llegué, me dijeron que las libretas se firmaban el viernes a las 9; luché y conseguí mi autógrafo de Bastarrechea; me encontré con algunas personas indeseables en la facultad y pasé un mal momento; después me tomé el subte para ir a Acoyte; el subte no paró en Acoyte y siguió hasta Castro Barros; me tomé un colectivo desde Castro Barros hasta Acoyte; llegué al lugar de radiología para hacerme la radiografía panorámica de mis dientes; me dijeron que ahí no la hacían y que tenía que ir a Azcuénaga; me fui a tomar el 132; un viejo me dijo algo de un abogado en la calle; llegué al otro centro de radiología que estaba repleto de señoras y señores malhumorados; el sistema de este lugar no era con números, sino que tenía que sacar una LETRA; por lo que llamaban "T de TERESA, U de UVA" y cosas por el estilo; cuando llegaron a la E la recepcionista histérica me dijo que tenía mal hecha la orden; por lo que me indigné con la sociedad odontológica; me fui a tomar el subte D; una pareja de yankees me miró mal; el subte rebalsaba de seres humanos y símiles; me comprimían y no cerraba la puerta; dos estaciones después, toda la masa de gente me empujó hacia un lado y yo observé sin comprender demasiado; hasta que de repente me di cuenta de que había un hombre a 30 cm. de mí que estaba vomitando hasta por las orejas y que se balanceaba de un lado al otro, expandiendo el radio vomitado en el vagón del subte; empecé a maldecir al mundo cuando me quise correr y llegaron a mis pies rastros del aura de vómito del señor; aunque me regocijé en la pareja yankee que se apretujaba en un rincón de manera horrorizada al lado del charco de vómito; me bajé del vagón y me subí al otro, donde me limpié el pie con una carilina.
Ahora me voy a ir a dormir, a ver si todavía me acontece otra desgracia.
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