martes, 30 de octubre de 2012

no ver.

"Yo siempre te quise más que vos."

Y cerró la puerta.

domingo, 28 de octubre de 2012

la mujer lechuza

Clara era una mujer nocturna porque sólo veía de noche, cuando las luces se apagaban del todo y sólo se encendía su imaginación. Alguna vez se declaró en uno de sus textos como "la mujer lechuza", haciendo alusión a sus hábitos de noche y a una semejanza caricaturezca de su rostro respecto al animal. 
Las uñas volvieron al color de la primera vez, nunca faltaba ocasión para recordarlo. Toda esta cuestión se iba hinchando como una levadura porque cada tanto le daba una sensación de dolor en el dedo gordo del pie que sólo podía ser consecuencia de otro (¡otro!) tropiezo. Clara, de nuevo sola en la habitación, estaba invocando al Nombre que la inspirara. Esta noche no sería de nuevo el azul de las sábanas o las paredes, tampoco la foto mugrosa en el cajón, ni las charlas que recordaba como si hubieran sido transcriptas por un dactilógrafo. Clara iba a escribirle desde el dolor más hondo que germinaba de su tórax y su estómago, que emanaba vaporosos adjetivos como fantasmas el café nocturno. "Tenebrosa, asquerosa, horrorosa, pantanosa, ruinosa" pensó al principio. Después, las palabras fueron encontrando la manera de resbalarse sobre las teclas, acomodarse en los espacios de la página y escurrir así los pensamientos de la mujer nocturna. Estiraba los pies cada dos párrafos para felicitarse de su laboriosa obra, la elocuencia era por primera vez exquisita y estaba casi segura de que cualquier lector se conmovería con la empatía extrema que iba logrando con sus frases. Pensaba en el texto como una vasija de arcilla que tenía que girar y modelar, bajar de allá y subir por acá, corregir y dejar secar.
Sin embargo, dicha obra no tenía más que un solo lector. Clara le escribía al Nombre y sabía que sólo él iba a descifrar todo el artilugio literario, sólo él iba a poder desarmar el aparataje que ella había construido en su ausencia. El dolor se transmitía tan rápido por todos los nervios de su cuerpo que empezaba a sufrir pequeños espasmos en las piernas y un ardor agudo en la lengua. Realmente estaba siendo capaz de creer y de crear todo lo que sentía en la hoja antes desnuda.

"(...) Querido, querido, extrañaba tanto tu visita como ahora extraño tu ausencia. Caluroso, amoroso, anaranjado, soleado, febril, aterciopelado, ocre, dulce, meloso, colorado, doloroso, feliz, placentero. (...) Tu sabor ayer que ya no es hoy siempre me provocó una ligera pesadez en el alma, una angustia que sólo de día aprendí a tolerar. Nublado, grisáceo, lluvioso, ahogado, doloroso, estrecho. Aunque ya no sé cómo escribirte porque ya no te tengo, sólo te cuento que te buscaba, Nombre. Desesperada, alocada, febril, dolorosa, enamorada. (...) Es que esta Clara ya no sabe qué significa como se llama desde hace años y no logré dejar de creerte mi mantra, cómo conciliar sueños que no sean pesadillas oscuras y frías. Agoté todos los recursos que me ofreciste: remendé todas mis heridas, besé todas las estrellas que conocí, escribí todas las versiones de mi vida, me abrigué con la noche de tu Nombre, y sembré vientos y recogí tempestades antes de buscarte. Sólo sé que quizás esta vez no te encuentre... (...). Por eso derramo estas palabras insensatas en este espacio blanco, porque no conozco otro remedio que tu palabra, la que ya no me pertenece pero que podrías prestarme... otra vez un beso, una noche. Otra Clara. (...) Vas a tener que perdonarme que no sepa escribir sobre otra cosa."

celebre, célebre

"Es así, sin querer, te llamé. Se apretaron los botones neuronales y casi que con telepatía te llamé. Perdoname, ¿No estabas durmiendo?, ¿Te desperté? Deberías estar durmiendo. Es que el otro día escuché esa canción y me vino así a la cabeza tu nombre y no pude parar de repetirlo. Yo sé que no tengo que encargarme de que lo sepas, pero a veces no sé bien cómo no decirte. Son cosas que con el tiempo y la paciencia, un día, habremos aprendido a arrepentirnos."

- Ya sé... quebrame los labios con un beso, otra vez.

pendiente de

Suele suceder eso de que uno va errante por la vida, procurando no ser un cliché (sí, a pesar de). Cualquiera va por ahí rasgándose las rodillas del jean cuando se arrodilla para ser un poco más original, poder cumplir promesas de amores y amistades eternas. Cualquiera.
Es entonces cuando descubrimos la pendiente D, el pliegue diminuto que nos descubre la vida una madrugada de domingo a las 3.24 a.m, cuando la vida puede ser tan desgraciada y agraciada a la vez. Quizás hayamos descubierto que todo es quebrantable y que nada es fiel a nada. Quizás las perspectivas sobre la vida laboral se hayan desvencijado y derrumbado. O hayamos descubierto que el amor, a pesar ser amante, sea mejor como silencio que como ruido. Quizás hayamos entendido lo perecedero del cuerpo en el tiempo. Tal vez las amistades hayan desembocado en traición y en enemistades. O hayamos descubierto que nunca vimos el color azul. Pero la pendiente D es la bisagra entre lo agrio y lo dulce que no es agridulce. 
La pendiente D es el punto lumínico antes del limbo que nos hace dependientes, donde existimos, donde vinimos, lo que vivimos a nivel familiar, social, económico, académico, amoroso. La pendiente D es por donde circulan un montón de sueños, que ruedan a veces para arriba y a veces para abajo. Quizás como cuerpos inconscientes que van magullándose y perdiendo cada vez un poquito de...

Bienvenidos al destino.

pero

Qué más puedo decirte
si es de noche y la quietud
es amiga del cuerpo inerte.

Hoy estás
en otro lugar, otra estrella
cuando el cielo te convierte.

Otra canción más
no te canté, no te vi,
no te dije ni te di.

Vos no me elegiste,
yo no te elegí.

martes, 23 de octubre de 2012

la historia de

Puede ser que otra vez Clara sepa a dónde la lleva su destino. No lo ve y lo siente, y lo piensa. Lo sabe, no lo siente, pero lo ve. Clara no necesita pensar para entender que todavía y para siempre lo va a extrañar. Es la sensación de perder el juego del amor eternamente. Su sueño, El Sueño, todavía está marcado en el calendario de su corazón. Como una burla, Clara sólo crea y cree en el silencio. Cierra los sobres vacíos y aprieta los labios.
Silencio.

martes, 2 de octubre de 2012

1/2

Sólo se escribe de noche,
cuando apaga la luz,
se hace tarde
y es silencio.
Sólo se escribe de noche,
cuando se enciende,
cuando es muy temprano 
y es... 

Después les cuento.

lunes, 1 de octubre de 2012

el arduo deber de escribir

Hoy estamos frente a frente, tête à tête. A vos se te giran los ojos de las responsabilidades mientras yo estoy contaminada de escribir parciales domiciliarios. Sin embargo, siempre fue clave mi grandísima habilidad de memorándum y la pompa que hago de ello. Hoy no va a ser la excepción.
Nos encontramos en situación de paralelogramo: "cuadrilátero cuyos lados opuestos son paralelos entre sí". Dos pares adyacentes, dos pares opuestos y paralelos. De alguna manera me recuerda al libro que me aburrió tanto, La soledad de los números primos, porque la repulsión entre dos líneas que corren por la misma rectitud pero en distinta vía es comparable a nuestra vida. Así nos conocimos, y así andamos desde entonces, pispeamos el caminito que se hace el otro pero nunca jamás somos capaces de cruzarnos.
¿Qué vamos a encontrar hoy en este texto de ficción? El tuyo, el suyo, el mío. A veces me resulta como un dolor en los tímpanos el silencio, pero necesario, porque calla y cura y me sana. Pero nadie viene hasta acá, viaja hora y media, sólo para callarse. Por eso te pido que me hables, que me hables lo más que puedas para poder elegir yo ese silencio que te haga doler los tímpanos y te haga respuesta de lo que me pregunto.
Aprendí a ser consciente, a saberme morir y reinventarme. Las etapas en las que puedo repartir mi vida son testigo de que ayer ya no era como hoy, que era otra en un mismo cuerpo ligeramente deformado, con un tono de voz a veces un poco más agudo, otras veces un poco más grave. Otra con otras ideas, otros ojos, otras palabras. 
Hoy, aprendida y prendida de estas posesiones, sé del paralelogramo y de la repulsión magnética que nos depara nuestra existencia. Soy dueña de todo Palermo y ésa es la zona donde puedo manejarme impunemente, ser nueva o ser vieja, acordarme u olvidarme de los bancos de Plaza Armenia. Hoy soy gigante y me armo de megalomanía para decidirlo. Te miro a los ojos y ya no son, vos también fuiste otro ayer y ahora no podés acordarte how to be all I wanted. 
Menos mal, porque hoy me siento llena de retazos pasados viejos y con olor a naftalina. Hoy es más de estar lejos y de no llegar nunca a esa hora a ese lugar para no encontrarme a nadie, para que ya te hayas ido y yo sepa extrañarte de nuevo. Porque ya no contabilizo existencias, ni risas ni llantos. Porque crecí, hoy puedo elegirte. Silencio.


Hoy puedo elegirte, Silencio.