sábado, 31 de diciembre de 2011

Drexler y año nuevo

Hermana duda, pasarán los discos, subirán las aguas, cambiarán las crisis, pagarán los mismos y ojalá que tú sigas mordiendo mi lengua; pero esta noche, hermana duda, dame una tregua.

viernes, 30 de diciembre de 2011

imantación

Esta entrada la dejo para después.

Ustedes son, a partir de este mismísimo instante,
bautizados por mí como: los imantados.

imaginación fértil

Caigo por un barranco de imaginación que me aprieta las manos contra el teclado y los lápices en las hojas de dibujo que yacían en el cementerio de mi creatividad.

Un 2012 lleno de personajes en mi cabeza que claman escaparse fuera de mí al ritmo del tango, pensamiento triste que se baila.

mensajes bélicos

¿Dejarnos ir a merced del destino? ¡Jamás! Seré una mosquetera del amor, empuñando mi espada y retando a duelo a todas ellas. Tenía razón ese pisciano loco cuando me dijo con ojos vidriosos que nunca se deja de amar. Los años nuevos son para los débiles. Volveré con mis tanques, mis armas eternas que fusilan el entendimiento racional: estamos encerrados en la Torre de Marfil para siempre, dando vueltas y buscando bordes a una burbuja inútil. Incendiaré toda tu historia para coronarme Reina de todos tus pensamientos mientras te cultive en caprichos. Como que mi nombre es Alma y Eros al mismo tiempo, y existo entre todos estos seres humanos desde hace más de treinta siglos.

debería dormir

...pero es divertido husmear a mis seguidores que han trepado a 33 en 3 años. 11 por año no es un número tan malo: casi uno por mes. Ahora bien, si de los 33 me leen 3, se curten.
(Claro que no, aplausos para ellos tres)

PAF!

El sonido de un portazo en la cara. (Eva)

before it gets too old

- I think you should've known, you shoud've remembered, that I'll always love you this way and I'll always miss your ways this much (may it hurt me as much as it hurts you). Everyday of my life, 'til the end. Your hands still save my heart and I'll never take it back. Farewell my love, hope I meet you soon & never let go again.

Esta mañana llegó la nota de Anne, la americana que le escribe al misterioso anónimo. También rompen corazones en el Norte.

un día...

voy a ser capaz de escribir algo que alegre a las personas.


Capaz no. (troubled mind)

Eva

La señora Eva, mujer que acumulaba tanta sapiencia que hasta la avejentaba, repasaba unas cartas de otras épocas que habían dormido en su cajón. Las contempló largo rato: una por una se iban apilando al lado de la lata de duraznos vacía y del encendedor. La ocasión ameritaba unos cigarrillos parisiennes y lo que quedaba de la botella de whisky que había comprado una semana atrás.
Las chispitas sonaban y se reflejaban en las pupilas de Eva. Las lenguas de fuego no tardaron en empezar a degustar el papel tipo batik, amenazando con desbordar al pobre recipiente en proceso de ser chamuscado. La tipografía iba derritiéndose mientras la combustión lamía todos los bordes de las J, las G y de las P. Un humito gris jugaba a volarse hacia la izquierda de la habitación.
Eva sonreía con cierta amargura, pero sonreía al fin. Encendió unos cuantos sahumerios que le recordaron el perfume de esa casa, por lo que el momento ganaba aún más misticismo; levantó del piso ese libro de Dolina y terminó de leerlo mientras, entre capítulo y capítulo, le agregaba a la pequeña fogata algo más de qué alimentarse.
Finalmente, cuando el libro puso el punto final de los finales y no le siguieron dos puntos suspensivos, la mujer se recostó en el sillón y se acomodó los lentes hacia arriba. Posteriormente, levantó una ceja y con mirada desafiante, le sostuvo la lengua con todas las palabras y soltó la victoria final, como si se tratase de jugar a un juego guerra, el placer que toda Eva aprendió a lograr durante tantos años:
- Él se lo pierde.

Aplausos para Eva, la pirómana que todo ser humano lleva dentro.

jueves, 29 de diciembre de 2011

"el futuro" de cortázar pero después

"Usted me ha dejado librada al infierno del azar. Me abrió la jaula en un campito de ahí nomás, como se abandona a la mascota indeseada, pero además con todos los regalos que me había dado. Cabe aclarar que los regalos eran las desgracias aggiornadas artesanalmente, que me revolvían todo el pelo a la mañana y me escupían de ideas por la noche.
Sospecho que jamás podré comprenderlo, usted, el hombre sin nombre (alguna vez apodado Doppelgänger), de pies raros y de ideas indómitas. Insólitamente usted me escapó. Insólitamente, usted, me, escapó...
Pero sabrán todos que alguna vez escribí
que quien me buscara, sabría cómo encontrarme."


La notita al pie de la cama, como la carta a los Reyes Magos pero con remitente a nadie. Fiorentina se descalzó y con sus dieciséis años exhaló por última vez el amor en su cuerpo antes de dormirse.

demian

"(...) me llevó aparte y me dijo: "No debe usted entregarse a deseos en los que no cree. Sé lo que usted desea. Tiene usted que abandonarlos o desearlos de verdad y por entero. Cuando llegue usted a pedir llevando en sí la plena seguridad de lograr su deseo, la demanda y la satisfacción coincidirán en un solo instante. Pero usted desea y se reprocha, temeroso, sus deseos. Tiene usted que dominar todo eso. Voy a contarle un consejo."
Y me contó de un adolescente que estaba enamorado de una estrella. A la orilla del mar extendía los brazos hacia ella, la adoraba, soñaba con ella y le dedicaba todos sus pensamientos. Pero sabía, o creía saber, que un hombre no puede enlazar con sus brazos una estrella. Imaginaba que su destino era amarla siempre sin esperanza y construyó sobre esta idea toda una vida de renunciamiento y dolor, callado y fiel, que habría de purificarle y ennoblecerle. Una noche se hallaba sentado de nuevo junto al mar, sobre el acantilado, contemplando a su amada y ardiendo de amor por ella. Y en un instante de profundo anhelo saltó al vacío, hacia la estrella. Pero todavía entonces pensó en la imposibilidad de alcanzarla y cayó, destrozándose contra las rocas. No sabía amar. Si en el momento de saltar hubiera tenido fuerza de alma suficiente para creer fija y seguramente en el logro de su deseo, hubiese volado cielo arriba para reunirse con su estrella.
- El amor no debe pedir -continuó- ni exigir tampoco. Ha de tener la fuerza de llegar en sí mismo a la certeza, y entonces atrae ya en lugar de ser atraído. Sinclair, su amor es ahora atraído por mí. Cuando llegue a atraerme, entonces acudiré. No quiero hacer un regalo, quiero ser ganada.
Tiempo después, me contó otra historia. (...)"



(fragmento) Hermann Hesse

luna lunera

La vida, en realidad, es un conjunto de hechos tan inadmisibles como el de que nadie jamás me haya regalado un disco de Piazzolla. Por suerte tengo todos los tabiques comprados para este tsunami próximo. Quiero decir, que tengo el medidor ajustado para mantenerme a mi altura humana y no caer tan bajo como usted.
Un disco de Piazzolla hubiera sido encapsular un pedacito de éter y alcanzármelo a mis oídos para el resto de mi existencia. Claro que usted siempre prefirió los regalos más sencillos, esos que regala todo el mundo y son incuestionables pero inútiles al corazón. Recuerdo el otoño en el que había decidido obsequiarme sólo infortunios. Los elegía minuciosamente en algún negocio de la calle Corrientes y luego le pedía al vendedor que no lo envolviera porque usted disfrutaba hacerlo en su casa. Los decoraba con moños y lágrimas en un papel celofán rojo o negro, y a su entrega nunca faltaba una flor agusanada.
El proceso de transporte era definible e idéntico. Usted llegaba a mi puerta con el sombrero lleno de telarañas, el sobretodo remendado con papel de diario y con la sonrisa acarbonada me ofrecía la bufanda rayada que se le acababa de caer en un charco. Luego del tradicional sí y mi expresión de desagrado, desembolsaba usted con su mano derecha enguantada y mugrienta a la desgracia aggiornada y me invitaba a conservarla para siempre en mi vida. "La de hoy podrá acompañarla por las mañanas, señorita" exclamaba su boca carroñera con una voz cínica.

El tiempo.
Anoche la luna me observó de costado, sólo el bordecito derecho de su ojo asomaba como amagando a cerrarse y desaparecer para siempre. Su mirada era tan melancólica, que me hizo sentir pequeña e inútil frente a la inconmensurabilidad del universo. Me hizo acordar a sus telarañas, sus regalos trágicos y su historia de vagabundo: la miseria de una existencia errante que dejó de mí sólo un recuerdo gris y empolvado de odio para usted. Piazzolla me dio un guiño de tango y Cortázar me prestó sus cuentos. No me sentí triste.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

revelación de miércoles

Yo no quiero ser ninguna "Margarita"
en alguna calle nostálgica y porteña
ni que me acompañen con un suspiro.



¿Estás enamorado?

martes, 27 de diciembre de 2011

lunario sentimental

"(...) El comandante preguntó de pronto:
-Dime, ¿por qué no te enamoras?
Su compañero tuvo un estremecimiento.
-¿Enamorarme? -dijo- nunca he comprendido bien el significado de semejante palabra. La mujer ha sido uno de mis caprichos, el más costoso y amargo. Padezco por culpa suya; mi tristeza es femenina. Lo que primero empezó a cansarme fue el amor. Les he dado mi existencia sin tasa; he exprimido el jugo de todas mis flores -no un jardín, una selva,- para formar una píldora de hastío. Cuando estuvo hecha, la tragué, y ahora sufro las consecuencias. Alguna vez he soñado con el amor; he pensado que la comunidad afectiva podría ser algo más que un sueño, y para decírtelo de una vez, he querido amar y... no he podido.
El comandante intentó replicar.
-No, déjame concluir. Tanto peor para ti si te disgusto, pero la culpa es tuya. Yo no puedo querer; es problema resuelto. Estoy condenado al aniquilamiento, pues el único amor posible para mí, sería el amor imposible. Desde niño soñaba con quimeras. Tenía un amigo fantástico, un chico semejante a mí, creado por mí; conersaba con él, nos referíamos a nuestros percances, nos disgustábamos a veces. Para objetivar aquella fantasía, figurábame que mi mano izquierda era la suya, y así experimentaba el placer de estrechársela. Un día me herí en aquella mano, no sentí dolor, pues el herido era el otro. En ocasiones le enfermaba para darme el placer de sufrir por él. Quedábase en casa y yo iba a la escuela. Cuatro horas de padecimiento mortal. "Le encontraré en la puerta"; -me decía al volver; y cuando llegaba, resolvía encontrarle en mi cuarto, después en el patio, después sentado junto al último árbol de la quinta, para prolongar en lo posible mi sensación de fraternidad dolorosa. Las primeras turbaciones de la pubertad trastornaron todo. Volvíme cruel con mi amigo, lo atormentaba. Un día le hice morir, y desde entonces vivo en soledad. He visto desaparecer a mis padres, a mis hermanos, sin pena, indiferente, como si se hubiera tratado de seres extraños. Tú, solamente, has conseguido interesarme. Cuando pude querer, las mujeres me devoraron el alma...
- ¿Y el ideal?
- No creo en eso.
- ¿Y el deber?
- No lo conozco.
- ¿Y la belleza?
- La belleza es la mujer.
- Entonces, eres pesimista.
- No, porque no soy curioso: sólo soy triste.
Dos estrellas muy brillantes miraban desde la inmensidad. Los amigos continuaron paseándose en silencio durante un largo rato. Al cabo de este tiempo, el militar reanudó el diálogo:
- ¡Pero la vida es imposible así!
- No te entristezcas; esa frase vulgar con la que tu espíritu se desahoga, me revela tu temor. La idea del suicidio ha germinado más de una vez en mi cabeza, pero me he sentido cobarde. Yo sólo sería capaz de morir por alguien: por ti, por la mujer a quien amara... El peligro está para mí en el amor. El amor no es más que un bello prólogo de la muerte. (...)"


La novia imposible (fragmento), Leopoldo Lugones

domingo, 18 de diciembre de 2011

viernes, 16 de diciembre de 2011

no te vayas



Me siento tan mal que no puedo ni escribirte nada.

(sólo cantando te pude hablar...)

abraxas

"(...) A esto dijo Pistorius: "El impulso que le hace a usted volar es nuestro gran patrimonio humano común a todos. Es el sentimiento de nuestra relación con las raíces de toda fuerza. Pero nos da miedo abandonarnos a él. ¡Es tan peligroso! Por eso casi todos renuncian gustosos a volar y prefieren caminar, como buenos burgueses, por su acera, apoyados en los preceptos legales. Usted no. Usted sigue volando valientemente. Y de pronto descubre usted algo maravilloso; advierte que poco a poco va adueñándose del impulso y que junto a la magna fuerza general que le arrastra hay otra fuerza pequeñita y sutil que le es propia: un órgano y un timón. Sin ella vagaría uno al azar por los aires, como les sucede, por ejemplo, a los locos. Estos tienen vislumbres más hondas que los burgueses de la acera; pero no poseen una clave, carecen de un timón que les permita marcar el rumbo, y flotan a la deriva en el espacio. Pero usted no. Sinclair, usted logra dominar el impulso. ¿Cómo? Eso quizá no lo sabe usted aún. Lo consigue usted por medio de un órgano nuevo, de un regulador respiratorio. Y ahora puede usted ver qué poco "personal" es su alma en sus estratos más profundos. ¡Semejante regulador no lo es, ni mucho menos, invención suya! ¡No es nada nuevo! ¡Existe ya hace milenios enteros! Es el órgano de equilibrio de los peces, la vesícula natatoria. Todavía existen hoy unas cuantas especies de peces, extrañas y conservadoras, en las que la vesícula natatoria es al mismo tiempo una especie de pulmón que en determinadas circunstancias sirve efectivamente para respirar. Exactamente lo mismo que usted utiliza en su sueño, los pulmones para regular su vuelo."(...)"



Demian (fragmento), Hermann Hesse

miércoles, 14 de diciembre de 2011

otro día

Yo trabajo de "entrevistada".








Eso sí: trabajar de verdad, nada nada.

martes, 13 de diciembre de 2011

Martes 13

Hoy maldecimos su nacimiento.

lunes, 12 de diciembre de 2011

buena estrella

¿Y si es verdad eso del amor y del resfrío mal curado?




Amor, entonces ya deberías...
volver
volver
volver
volver
a existir en mí, conmigo.



times are still changing

un día

Un lunes que hace honor a precederle a un martes 13.
Más o menos algo así: anoche no podía dormir, lo cual fue un inconveniente porque me tenía que levantar a las 8 a.m para ir a Puán a que me firmaran la libreta; me levanté y fui a la facultad en el auto; un pájaro hizo sus necesidades repentina y asquerosamente en mi ventana que por suerte estaba cerrada; cuando llegué, me dijeron que las libretas se firmaban el viernes a las 9; luché y conseguí mi autógrafo de Bastarrechea; me encontré con algunas personas indeseables en la facultad y pasé un mal momento; después me tomé el subte para ir a Acoyte; el subte no paró en Acoyte y siguió hasta Castro Barros; me tomé un colectivo desde Castro Barros hasta Acoyte; llegué al lugar de radiología para hacerme la radiografía panorámica de mis dientes; me dijeron que ahí no la hacían y que tenía que ir a Azcuénaga; me fui a tomar el 132; un viejo me dijo algo de un abogado en la calle; llegué al otro centro de radiología que estaba repleto de señoras y señores malhumorados; el sistema de este lugar no era con números, sino que tenía que sacar una LETRA; por lo que llamaban "T de TERESA, U de UVA" y cosas por el estilo; cuando llegaron a la E la recepcionista histérica me dijo que tenía mal hecha la orden; por lo que me indigné con la sociedad odontológica; me fui a tomar el subte D; una pareja de yankees me miró mal; el subte rebalsaba de seres humanos y símiles; me comprimían y no cerraba la puerta; dos estaciones después, toda la masa de gente me empujó hacia un lado y yo observé sin comprender demasiado; hasta que de repente me di cuenta de que había un hombre a 30 cm. de mí que estaba vomitando hasta por las orejas y que se balanceaba de un lado al otro, expandiendo el radio vomitado en el vagón del subte; empecé a maldecir al mundo cuando me quise correr y llegaron a mis pies rastros del aura de vómito del señor; aunque me regocijé en la pareja yankee que se apretujaba en un rincón de manera horrorizada al lado del charco de vómito; me bajé del vagón y me subí al otro, donde me limpié el pie con una carilina.
Ahora me voy a ir a dormir, a ver si todavía me acontece otra desgracia.

tertulia

Apoyó su copa de vino sobre la mesa de una manera elegante, pero con la suficiente fuerza como para producir un sonido que silenció a los demás comensales. El cadáver trozado y pálido de una joven servido en una bandeja plateada tintineó al ritmo del jugo violáceo en las jarras. La mujer que había interrumpido, se levantó del asiento, se acomodó el pelo y, colérica, exclamó mientras señalaba a cada uno de los hombres de la ronda que la acompañaba:
- ¡Y que quede bien clarito que yo no le escribo ni a usted ni a nadie!
Después volvió a su lugar y rió hasta desmayarse, para no llorar.

domingo, 11 de diciembre de 2011

ñoquis con crema

¿Queríamos separarnos? ¿Era lo justo y lo sabio?
¿Por qué nos asustaría la decisión
como si fuéramos a cometer un crimen?
¡Ah! poco nos conocemos, pues un Dios manda en nosotros.

La despedida, Friedrich Hölderlin




Y yo no me olvido.
y yo no (te)





y quizás algún día alguien llegue a decir de mí:

"A mí qué me importa lo correcto,
lo justo, lo necesario para el balance universal...
yo la quiero a ella, fin."



Y (a veces) vos te olvidás
y a veces vos (me)

no somos irrompibles II

"Los cristales pueden quebrarse.
A veces, basta un leve golpe de abanico.
Las telas suelen desgarrarse al contacto de una diminuta astilla.
Se rasgan los papeles...
Se rompen los plásticos...
Se rajan las maderas...
Hasta las paredes se agrietan, tan firmes y sólidas como parecen.

¿Y Nosotros?
Ah... Nosotros tampoco somos irrompibles.
Nuestros huesos corren el riesgo de fracturarse, nuestra piel puede herirse...
También nuestro corazón, aunque siga funcionando como un reloj suizo y el médico nos aseguro que estamos sanos.
¡CUIDADO! ¡FRÁGIL! El corazón se daña muy fácilmente.
Cuando oye un "no" redondo o un "sí" desganado, una especie de "nnnnsí" y merecía un tintineante " sí"...
Cuando lo engañan...
Cuando encuentra candados donde debía encontrar puertas abiertas.
Cuando es una rueda que gira solitaria día tras día... noche más noche...
Cuando...

Entonces, siente tirones desde arriba, por adelante, desde abajo, por detrás... o es un potrillito huérfano galopando dentro del pecho.
¿Se arruga?
¿Se encoge?
¿Se estira?
No.
Late lastimado.
¿Y cómo se cura?
Solamente el amor de otro corazón alivia sus heridas.
Solamente el amor de otro corazón las cicatriza.

Mi amigo y yo lo sabemos.
Por eso somos amigos"

No somos irrompibles, Elsa Bornemann

sábado, 10 de diciembre de 2011

no somos irrompibles

"(...) Las olas van y vienen, pero ya sólo escucho el rugido de todas juntas. Me parecen iguales. Ninguna es mi ola. La mía desapareció con mi infancia y todo lo suyo se fue con ella. Desde entonces, sé que la duda ante la maravilla es casi un pecado. Mi ola...
Era tan hermosa y el verano se quebraba con tal fuerza, que desconfiar de sus palabras fue desleal.
Quise contarte esta historia para que sepas que, acaso, existe una, entre todas esas olas, que te pertenece solamente a ti. Por eso, si la reconoces y te abre al prodigio de decirte que te quiere, que te baste saberlo.
No la sigas empujando por la duda. Su mundo es de las aguas.
Sin embargo, vendrá a ti, para concederte el claro privilegio de su compañía, mientras creas en ella."


Pequeña ola (fragmento), Elsa Bornemann

Textos apócrifos para agnósticos

No puedo esperar a poder escribirte, no puedo creer que sé captarte en una totalidad que asusta.
Quiero describirte con una precisión hermosa y perfeccionar todos tus adorables defectos para que sigan siendo defectos. Quiero limar todo lo que no corresponda. Sí, voy a esculpirte, modelarte, pintarte, dibujarte. Tengo que crearte, todos los días.Me encanta descansar de vos. Me encanta que seas alguien a cada hora y que incluso tus silencios y tu ocio sean míos.
Es perfecto pertenecerte, aunque duela cada vez que cambies. No hay nada que no elija de vos, no hay nada que lastime más que no tenerte y aún así ser tuya.
Sos una armonía preciosa, la presión del agua en el cuerpo sumergido y lo liviano del aire que envuelve un día de humedad.
Tengo que fotografiar cada uno de tus paisajes, tus ideas, tus pesadillas y, sobre todo, cada una de tus palabras; con cuidado de no perderme en los bordes de tu pelo negro y dejándome distraer por las constelaciones de tus pupilas.
Negarte es igual de inútil que negar a mis manos, o a mi boca. En vano puedo intentar lavarte con lágrimas e ignorarte frente a mis ojos, sabiendo que siempre vas a ser.
Es preciso que me enredes en los hilos de tu risa, sentir tu respiración en mi cuello, sujetarme con fuerza a tus piernas, examinarme cuidadosamente en el brillo de tus ojos. Atarme para siempre a tu cuerpo.
Me encanta admirar tu misterio, un eterno horizonte inalcanzable. Soy adicta a nuestras dudas y a las pocas certezas.
Hay un universo dentro tuyo donde vivo.
Y no puedo esperar a poder escribirte.

Hablen, tiene tres minutos

De vuelta del paseo
donde junté una florecita para tenerte entre mis dedos un momento,
y bebí una botellas de Beaujolais, para bajar al pozo
donde bailaba un oso luna,
en la penumbra dorada de la lámpara cuelgo mi piel
y sé que estaré solo en la ciudad más poblada del mundo.
Excusarás este balance histérico, entre fuga a la rata y queja de morfina,
teniendo en cuenta que hace frío, llueve sobre mi taza de café,
y en cada medialuna la humedad alisa sus patitas de esponja.
Máxime sabiendo
que pienso en ti obstinadamente, como una ciega máquina,
como la cifra que repite interminablemente el gongo de la fiebre
el loco que cobija su paloma en la mano, acariciándola hora a hora
hasta mezclar los dedos y las plumas en una sola miga de ternura.
Creo que sospecharás esto que ocurre,
como yo te presiento a la distancia en tu ciudad,
volviendo del paseo donde quizá juntases
la misma florecita, un poco por botánica,
un poco porque aquí,
porque es preciso
que no estemos tan solos, que nos demos
un pétalo, aunque sea un pasito, una pelusa.


Julio Cortázar

miércoles, 7 de diciembre de 2011

de vez en vez

Quizá él esté pensándola o acariciándola ahora. Ella, la nueva: nuevos ojos, nuevas manos, nuevas piernas, nueva boca. Las personas se vuelven nuevas cuando alguien las conoce, y él la estaba conociendo. Cada uno de estos hechos yo los presencié telepáticamente cuando caminé por la cuadra de su casa. Él no confía, ella duda, él no sabe que ella sabe que no confía.
Él la besa con besos míos y la acaricia con mis caricias.

martes, 6 de diciembre de 2011

lo dijeron mejor

"Un sonido repetitivo, prolijo y casi como crónico se producía cuando caminaba. Tap, tap, tap. Sentí un suspiro sobre mis hombros como una ráfaga húmeda que me estremeció de una forma particular. Estaba bordeando el parque mientras admiraba fervientemente el pasto recién cortado que teñía de un color verde claro los rayos del sol primaveral, que ya amagaban a veraniegos. Trepé con esfuerzo los diez escalones de la entrada y busqué diferentes figuras en las ramas y hojas incipientes de los árboles sobre mi cabeza. Como de costumbre, me perdía en un paseo breve que combinaba el sabor de la infancia y diez minutos de paz de la vida adulta. Más de una vez hubiera deseado poder llevarme una parte de esa plaza adentro mío, un lugar donde recordarme quién había sido y quién quería ser.
Pero no todo era pacífico en esta caminata. Podría decir que a cada paso que daba se correspondía un tap, por lo que me vi obligada a revisar las suelas de mis zapatos sucesivas veces, con esperanza de encontrar una tachuelita inoportuna incrustándose en la madera. Aquel día no le di importancia y disimulé frente a mis amigos y conocidos, pero en cuanto noté que con todos mis zapatos podía oír y sentir ese tap, tap, tap empecé a gestar dentro mío un nerviosismo casi monstruoso. ¿De dónde podría provenir tal melodía siniestra?
Los días eran realmente eternos, y la ingesta de Coca Cola de las últimas setenta y dos horas combinada con una buena dosis de estrés podía mantenerme despierta durante una semana entera. Empecé a elaborar diferentes hipótesis que aceptaban desde un repentino brote psicótico hasta envenenamiento por el desodorante para pies. Durante cuatro días enteros reconstruí todos los hechos de los últimos cuatro meses, detalle por detalle. Hasta incluí los varios cortes de pelo, puesto que cualquier mínimo acto podía ser la causa de tal terrible y ya desesperante sonido. Habían sido días de ausencias propias: en cada hecho que remarcaba de mi agenda podía descubrir lo tan ajena que permanecía mi psiquis de mi cuerpo. Probablemente me había mecanizado tanto que me había convertido en un robot, y ese tap, tap, tap no era más que un tornillo suelto dentro de mi talón.
No tenía sentido tener un tornillo dentro de mi talón. Sin embargo, le insistí a un traumatólogo para que me recetara una buena cantidad de estudios que detectaran tornillos en el cuerpo. En la sala de espera del radiólogo sonaba una canción de la cual no podía ubicar el álbum, ni el año, ni el intérprete principal. Conocía el nombre del grupo y el ritmo, pero hubiera sido inútil memorizar la tapa del disco cuando lo más relevante de la música es transmitir una sensación. Moví los dedos y el tobillo de cascabel al ritmo que escuchaba, casi inconscientemente, tanto que no noté que el tap, tap, tap había desaparecido por completo en cuanto llamaron a mi turno. El radiólogo frunció el ceño frente a mi precario diagnóstico y prosiguió con su trabajo. Una vez en la calle, no podía creer que el ruido articular hubiera desaparecido. La situación ameritó un helado a modo de festejo.
Pero la única verdad, finalmente, era que no había podido develar el verdadero origen de mi dolencia, y que en parte ya la estaba extrañando a días de su ausencia. No sabía si era el sonido de pisar a mi sombra, pero era un dolor dulce. Al fin y al cabo, ¿Quién querría vivir sin sombra? No podía arriesgarme a haberla perdido para siempre, por lo que me vi obligada a retomar mis investigaciones. Entonces recordé...
Venían a mi mente un montón de palabras en francés a modo de lluvia. Aparecieron también un brazo flotante, una boca sin dueño, una zapatilla carente de compañera y un ramo de flores fantasma. También sonaba esa canción del consultorio, pero distorsionada y casi irreconocible. Inmediatamente reapareció aquel tap, tap, tap en mi cerebro, repitiéndose en una frecuencia que no había conocido. Me encontré a mí corriendo en el parque entre todos esos taps desordenados, corriendo de un desencuentro. Una actitud lo suficientemente comprensible: nadie quisiera encontrarse jamás con un desencuentro, de esos que andan siempre despeinados, que esperan del otro lado de la calle y se equivocan de horarios.
Con la mirada fija en el suelo, fui poco a poco ascendiéndola y reacomodando las piezas sueltas que había encontrado antes en mi cabeza. Frente a mí se formaba un rompecabezas de una perfección envidiable. Pero la figura magnífica tenía ojos tristes y cejas arqueadas, puesto que no estaba realmente satisfecho con la posición de todas sus fichas. No tardé mucho en enamorarme de él y de sus piezas defectuosas que iban mutando y convirtiéndose en perfectas. Incluso mis manos empezaron a fragmentarse en formas de puzzle, y pronto todo mi cuerpo también era como un juego de mesa que había que desarmarlo y armarlo de nuevo, renovar piezas y corregir las dañadas, entre otras actividades.
Mi hipótesis y sospecha más fuerte al día de hoy, tanto tiempo después, es que él tiene escondidas esas fichas que me sueltan los tornillos del tobillo. Oportunidades no faltaron para el oportuno robo, entre tanto desarmarse, derrumbarse, crearse, creerse uno arriba del otro. Él bien podría haber aprovechado cualquier oportunidad para quedarse con mi parte de atrás de las costillas izquierdas; falla que explicaría perfectamente el tap, tap, tap del tren inferior.
Lamentablemente, hace semanas que no he vuelto a verlo. Seguramente el ladrón se haya dado a la fuga en cuanto le comenté mi desperfecto técnico que tanto me ensimismaba. Me cuesta imaginarlo llevándose impunemente la mejor parte de mí en una jugarreta sucia. Pero me tiene sin cuidado."- Se echó a reír cuando culminó su relato, mientas sostenía con su mano izquierda tres fichas de cartón rojo barnizado en forma de corazón, en el bolsillo de su vestido de rompecabezas.

domingo, 4 de diciembre de 2011

un cielo y un infierno

"Pero el amor, esa palabra... Moralista Horacio, temeroso de pasiones sin una razón de aguas hondas, desconcertado y arisco en la ciudad donde el amor se llama con todos los nombres de todas las calles, de todas las casas, de todos los pisos, de todas las habitaciones, de todas las camas, de todos los sueños, de todos los olvidos o los recuerdos. Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitas a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (como te gusta el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado. Y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación del amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero. Claro que te curarás, porque vivís en la salud, después de mí será cualquier otro, eso se cambia como los corpiños. Tan triste oyendo al cínico Horacio que quiere un amor pasaporte, amor pasamontañas, amor llave, amor revólver, amor que le dé los mil ojos de Argos, la ubicuidad, el silencio desde donde la música es posible, la raíz desde donde se podría empezar a tejer una lengua. Y es tonto porque todo eso duerme un poco en vos, no habría más que sumergirte en un vaso de agua como una flor japonesa y poco a poco empezarían a brotar los pétalos coloreados, se hincharían las formas combadas, crecería la hermosura. Dadora de infinito, yo no sé tomar, perdóname.
Stop, ya está bien así. También puedo ser grosero, fíjate. Pero fíjate bien, porque no es gratuito. ¿Por qué es gratuito? Por miedo a empezar las fabricaciones, son tan fáciles.
Sacás una idea de ahí, un sentimiento de otro estante, los atás con ayuda de palabras, perras negras, y resulta que te quiero. Total parcial: Te quiero. Total global: Te amo. Así viven muchos amigos míos, sin hablar de un tío y dos primos, convencidos del amor que sienten por sus esposas. De la palabra a los actos, che; en general sin verba no hay res. Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque la aman, yo creo que es al vesre. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto."






Rayuela, Cortázar

sábado, 3 de diciembre de 2011

bien amar y bien morir

Bien amar y bien morir
son al fin la misma cosa,
como mi muerte amorosa
lo va pronto a definir.

Tú lo has querido y justo es,
que siendo tuya mi vida,
ya sin objeto rendida,
la eche en un beso a tus pies.

Ni me queda más destino
ni quiero suerte más bella,
desde que eras tú la estrella
que alumbraba mi camino.

Nadie debe lamentar
resolución tan sencilla:
cuando el astro ya no brilla,
los ojos hay que cerrar.


Decisión, Leopoldo Lugones

miércoles, 30 de noviembre de 2011

la medida de mi tiempo

Con un místico terror contemplaba su movimiento. Alguna vez había escuchado nombrar esa sensación como "temor de Dios", pero jamás se me hubiera ocurrido aplicar un término tan trillado para ese momento que encarnaba casi a la perfecta inconsciencia. Ahí estábamos los dos: uno miraba a regañadientes, el otro casi no tenía ojos: dos agujeros negros improvisaban los rasgos humanos de los que carecía. Después de tantos meses inmóvil, toda su piel de cemento padecía una repentina convulsión que retorcía a la silueta con espasmos torpes y bruscos. Y el temor de Dios en los ojos del único que miraba, yo.
La posición original de la efigie era frente a una de las cuatro paredes de mi cuarto. Entre esperanza y odio aguardaba el amanecer de mi acompañante con paciencia. La revolución, podría jurar, empezó con una leve vibración del hombro izquierdo unos días atrás. El temblor fue propagándose casi imperceptiblemente hasta el terrible día de la delación. La metamorfosis tuvo una última faceta bastante rápida: su espalda se deformó y se cubrió de espinas de puercoespín de más de medio metro, sus puños eran hierro afilado y sus cuencas oculares despedían una niebla gris y pestilente.
No tuve tiempo de redimirme frente a la tempestad que se desataba en mis únicas cuatro paredes. Me deparaba un fin inminente en cuanto dirigiera la mirada a sus ojos que se gestaban de un color rojizo a medida que se acercaba a mi rostro. El fruto de mis creaciones era ni más ni menos que mi vida entera, una vida frágil. Mi impotencia era comparable al insecto al que habían dado vuelta, con su abdómen indefenso y patas inútiles que se agitaban como una plegaria al Dios ausente. En el único y último instante de mí, cuando su cara pedrusca tocó finalmente la mía, aprendí el poder vital de destrucción y construcción.

memorias del subsuelo

"¿Por qué no habrían de gustarle al hombre otras cosas que no tuvieran relación con su bienestar? Quizás el sufrimiento le resulte tan beneficioso como el bienestar. En rigor, el hombre adora el sufrimiento. Con apasionamiento. Es un hecho. Para comprobarlo no hace falta siquiera recurrir a la historia universal. Pregúnteselo a usted mismo si es que ha tenido alguna experiencia de la vida. Y personalmente pienso además, que es ignominioso gustar del bienestar por sí mismo. Esté bien o mal, es muy saludable romper algo de vez en cuando.
En realidad no defiendo el sufrimiento, de la misma manera que no defiendo el bienestar. Abogo por el capricho, para ser más claro, y quiero tener el derecho de ponerlo en práctica cuando se me ocurra."

Dostoievski

lunes, 21 de noviembre de 2011

madrugadas

situación ayer:
- 3.40 a.m
- Agarro el celular
- ''No puedo dormir'' enviar a...
- ¡Error! No se pudo enviar. ¿Reintentar?
- Cancelar

sábado, 5 de noviembre de 2011

café

Casi inocentemente movió sus labios,
"café"
y en sus manos porciones de mis vicios,
"café"
y en sus manos mi corazón vacío.

Nueve días dice el calendario,
"café"
y una palabra única en mi delirio,
''café''
y una palabra que invocaba su olvido.

Esa voz que movió sus labios,
"café"
y una palabra única en el obituario,
"café"
y en mis manos su corazón vacío.

Esta noche ruego me visite su recuerdo perdido,
"café"
porque en una palabra lo despido,
"café"
entre mis manos con el corazón vencido.

martes, 20 de septiembre de 2011

no alarms

Cerró el sobre y lo llevó al Correo.
La primavera se veía de lejos,
a media vuelta del reloj.

Cerró los ojos y caminó sin cuerpo,
a alguna parte.
Lamentó haber sido tan sincera,

haberse mostrado tan real
frente a una estatua:
lamentó haber sido tan sincera.

Cerró el sobre y después los ojos,
caminando a alguna parte
y él se fue

lamentando que haya sido tan sincera,
que se haya vaciado de palabras
antes de que cerrara el sobre.

lunes, 19 de septiembre de 2011

cap ou pas cap?


Du bonheur à l’état pur, brut, natif, volcanique, quel pied ! C’était mieux que tout, mieux que la drogue, mieux que l’héro, mieux que la dope, coke, crack, fitj, joint, shit, shoot, snif, pét’, ganja, marie-jeanne, cannabis, beuh, péyotl, buvard, acide, LSD, extasy. Mieux que le sexe, mieux que la fellation, soixante-neuf, partouze, masturbation, tantrisme, kama-sutra, brouette thaïlandaise. Mieux que le Nutella au beurre de cacahuète et le milk-shake banane. Mieux que toutes les trilogies de George Lucas, l’intégrale des muppets-show, la fin de 2001. Mieux que le déhanché d’Emma Peel, Marilyn, la schtroumpfette, Lara Croft, Naomi Campbell et le grain de beauté de Cindy Crawford. Mieux que la face B d’Abbey Road, les CD d’Hendrix, qu’le p’tit pas de Neil Armstrong sur la lune. Le Space-Mountain, la ronde du Père-Noël, la fortune de Bill Gates, les transes du Dalaï-Lama, les NDE, la résurrection de Lazare, toutes les piquouzes de testostérone de Schwarzy, le collagène dans les lèvres de Pamela Anderson. Mieux que Woodstock et les rave-party les plus orgasmiques. Mieux que la défonce de Sade, Rimbaud, Morisson et Castaneda. Mieux que la liberté. Mieux que la vie...

sentencia

"Esta noche voy a ser sólo cuerpo." le dejó escrito en un papel junto al corazón, desparramados simpáticamente los dos sobre la mesa invisible. Era cierto que su cara había ido perdiendo el color. Caminó hasta la puerta dejando por el camino promesas rotas, sueños de papel y árboles artificiales de plástico y lágrima.
Se interrumpió el tiempo para que nunca sea muy tarde volver.

No mires atrás, Orfeo.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Rifa III

Mi problema viene de la sorda desesperación de saberse solo. Bah. época pre-parciales... época de cinismos... época de conciencias: una torre de marfil, dijo Cerati. Una gran hecatombe de verdades que chocan hasta el piso como ladrillazos, con mi cuerpo ahí abajo.
Hoy tuve otro espasmo de crisis vocacional, y ahora medio me quedo sin aire. Y dejé de escribir, eso le hace mal a cualquiera.

Deberías escribirte una carta a vos misma... deberías encontrarte.

Rifa (II)

Tuve días mejores. El acontecimiento de hoy está clasificado entre esas cosas de la vida que arruinan a las 24 próximas horas del día, y que no se me va la alergia. Escuché mucho a Calamaro y seguramente eso tenga su consecuencia, como todo. Como una red, la configuración de seres y hechos interdependientes. La carta invisible emitió rayos que agujerearon más algunas emociones y que nada, sábado. Los sábados la paso mal. A los fines de semana se los anhela mucho un lunes y se los desprecia demasiado el domingo. Tengo una fea sensación, como de estar en la parte desierta de un desierto.

Rifa de besos (y versos)

Es sábado tarde y la soledad me muerde la cintura, donde dejaba su mano quieta a la vez que me envolvía el cuerpo. Es sábado noche y tengo una desesperación interna. Te juro, me está quemando. Tengo ganas de salir corriendo, gritarte en la cara que tengo una desesperación interna que me está quemando, romperle algo en la cara a alguien, romperle el corazón en la cara, tirarte los esquemas por la cabeza, dinamitarte las palabras adelante de los ojos, sacudirte la cabeza para buscar una puta idea... es como una lombriz super destructiva en las arterias que me va recorriendo. Tarde o noche, todo se va a la mierda cuando está el parásito de la soledad.
Y encima estoy lista para salir; pero con nadie a ninguna parte. Eso es peor, verse con las zapatillas puestas.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Ausencia de Dios

Quizá fue una hecatombe de esperanzas
un derrumbe de algún modo no previsto
¡ah! pero mi tristeza sólo tuvo un sentido.
Todas mis intuiciones se asomaron
para verme sufrir,
y por cierto me vieron.

Hasta aquí había hecho y rehecho
mis trayectos contigo,
hasta aquí había apostado
a inventar la verdad:
pero vos encontraste la manera,
una manera tierna
y a la vez implacable,
de desahuciar mi amor.

Con un solo pronóstico lo quitaste
de los suburbios de tu vida posible,
lo envolviste en nostalgias,
lo cargaste por cuadras y cuadras
y despacito,
sin que el aire nocturno lo advirtiera
ahí nomás lo dejaste,
a solas con su suerte
que no es mucha.

Creo que tenés razón,
la culpa es de uno cuando no enamora
y no de los pretextos ni del tiempo.
Hace mucho, muchísimo
que yo no me enfrentaba
como anoche al espejo,
y fue implacable como vos,
mas no fue tierno.

Ahora estoy solo,
francamente solo.
Siempre cuesta un poquito
empezar a sentirse desgraciado.
Antes de regresar
a mis lóbregos cuarteles de invierno,
con los ojos bien secos por si acaso,
miro cómo te vas adentrando en la niebla
y empiezo a recordarte.


Mario Benedetti

domingo, 11 de septiembre de 2011

Primera Luna

- (...) En realidad, conocer a una mujer es una tristeza más. Cada muchacha que pasa por nuestra vida nos oxida algo precioso adentro. Posiblemente cada hombre que pasa por la vida de una mujer destruye en ella una faceta de bondad que otros dejaron intacta, porque no encontraron la forma de romperla. Estamos a la recíproca. Somos una buena cáfila de canallas...

Arlt.

martes, 6 de septiembre de 2011

66. lunes antes

Emilio:

Es notable que no tuviste la oportunidad de encontrar mi nota o la voluntad de escribirme. Tu ausencia de sentimiento realmente me agota... ¿Por qué, amor?, ¿Por qué irte así? No siento mejora en mis laceraciones internas. Sólo sé que hoy te vas igual que la otra vez, caminás adelante mío y no vas siquiera a fingir mirar atrás.
Pareciera que fue ayer cuando me despediste de esos ojos de canicas anaranjadas, de las caricias de esas manos de gerberas, de los dientes que abrigan esa prodigiosa lengua. Hoy me siento débil, me desintegro y soy una partícula que hasta podrías llegar a respirarme: no tengo el valor para decirte que nunca más.
Es cierto que hoy existo sólo como medio cuerpo, verás, la ausencia de corazón me tiene así de perdida. Estoy tan frágil que lo único que realmente apetece mi vida es la introspección en los sueños que genero en mis jornadas de dormir, que son todos los días. Predicaste de mí a una mujer fuerte que se deshizo en tu ácido hace años ya, pues no queda ni un lunar de ella. Los infiernos son hoy mi único hogar, los que conociste y de los que te escondía. Esta tarde es pura desesperación de buscarte en nuestros itinerarios de siempre, arañar las paredes por no encontrarte y saberte otro que ya no me pertenece; como un extraño.
Porque sospecho tu partida, quiero agradecerte todo lo que me enseñaste, tus manos atravezeron mi esternón y acurrucaron a mi corazón entre ellas. Fuiste calor de invierno, el viento del verano, la luz en la oscuridad, que sos mi tiempo. Entiendo tu silencio, corazón, entiendo que es nuestro triste final aunque yo no quiera creerlo. Nunca voy a creerlo: siquiera el final de mi propia vida significaría el funeral del amor que nos encontró.
Pronto dejaré estas cartas estúpidas, que ya carecen de sentido. Dejarás de reanimar nuestros cadavéricos recuerdos y emprenderás ese viaje al Norte del que tanto me habías hablado. Vas a estar lejos de mí, tan lejos que hasta quizás nos olvidemos el uno del otro o seamos esa figura borrosa del horizonte que ya no significa nada. Moriré, querido mío: sólo con mi muerte vas a poder ser libre. Ya inicié el proceso, nada importa más que esa sonrisa de ratón que tanto me encantaba.
Quizás estemos a tiempo de evitar tu visita al cementerio. Quizás ni siquiera esto esté ocurriendo y sea sólo un juego de dos tontos enamorados que fingen un falso final. Tal vez la realidad sea esa de sentirte cerca a pesar del tiempo, del Norte, del viento, de la tierra en los ojos. O será la locura que me envenena de a poco y que me deja sentir tus abrazos y abrazarte invisiblemente, acompañarte hasta el trabajo y charlar de la jornada a la noche mientras tomamos el té en la cama. A veces cuando me peino en el espejo, puedo sentirte cerca o dibujar alguna expresión tuya en el reflejo. Recuerdo ahora la alegría que desatabas cuando me abrazabas la paz en la mañana.
Tengo este estúpido corazón que no comprende. Por momentos no puedo evitar la sensación de autodestrucción inmediata, la fuerza que me lleva a pasearme por la cornisa de la terraza que me seduce con la dulce muerte. Donde estés te lamentarás y apenarás por este sensible cuerpo, carente de cualquier lógica, inmundo e inmerso en tanta locura. Estúpido corazón, estúpida yo, que no pude evitar la visita al cementerio. No te preocupes, amor, yo seguiré escribiéndote y amándote siempre. Aunque hoy sean tres siglos y dos meses que estas cartas residen sólo sobre tu lápida.

Tuya,


Julia
13/8/1989

lunes, 5 de septiembre de 2011

55. domingo antes

La técnica consistía en citarse vagamente en un barrio a cierta hora. Les gustaba desafiar el peligro de no encontrarse, de pasar el día solos, enfurruñados en un café o en un banco de plaza, leyendo-un-libro-más. La teoría del libro-más era de Oliveira, y la Maga la había aceptado por pura ósmosis. En realidad para ella casi todos los libros eran libros-menos, hubiese querido llenarse de una inmensa sed y durante un tiempo infinito (calculable entre tres y cinco años) leer la opera omnia de Goethe, Homero, Dylan Thomas, Mauriac, Faulkner, Baudelaire, Roberto Arlt, San Agustín y otros autores cuyos nombres la sobresaltaban en las conversaciones del Club. A eso Oliveira respondía con un desdeñoso encogerse de hombros, y hablaba de las deformaciones rioplatenses, de una raza de lectores fulltime, de bibliotecas pululantes de marisabidillas infieles al sol y al amor, de casas donde el olor a tinta de la imprenta acababa con la alegría del ajo. En esos tiempos leía poco, ocupadísimo en mirar árboles, los piolines que encontraba por el suelo, las amarillas películas de la Cinemateca y las mujeres del barrio latino. Sus vagas tendencias intelectuales se resolvían en meditaciones sin provecho y cuando la Maga le pedía ayuda, una fecha o una explicación, las proporcionaba sin ganas, como algo inútil. "Pero es que vos ya lo sabes", decía la Maga, resentida. Entonces él se tomaba el trabajo de enseñarle la diferencia entre conocer y saber, y le proponía ejercicios de indagación individual que la Maga no cumplía y que la desesperaban.
De acuerdo en que en ese terreno no lo estarían nunca, se citaban por ahí y casi siempre se encontraban. Los encuentros eran a veces tan increíbles que Oliveira se planteaba una vez más el problema de las probabilidades y le daba vueltas por todos lados, desconfiadamente. No podía ser que la Maga decidiera doblar en esa esquina de la rue de Vaugirard exactamente en el momento en que él, cinco cuadras más abajo, renunciaba a subir por la rue de Buci y se orientaba hacia la rue Monsieur le Prince sin razón alguna, dejándose llevar hasta distinguirla de golpe, parada delante de una vidriera, absorta en la contemplación de un mono embalsamado. Sentados en un café reconstruían minuciosamente los itinerarios, los bruscos cambios, procurando explicarlos telepáticamente, fracasando siempre, y sin embargo se habían encontrado en pleno laberinto de calles, casi siempre acababan por encontrarse y se reían como locos, seguros de un poder que los enriquecía. A Oliveira le fascinaban las sinrazones de la Maga, su tranquilo desprecio por los cálculos más elementales. Lo que para él había sido análisis de probabilidades, elección o simplemente confianza en la rabdomancia ambulatoria, se volvía para ella simple fatalidad. "¿Y si no me hubieras encontrado?", le preguntaba. "No sé, ya ves que estás aquí..." Inexplicablemente la respuesta invalidaba la pregunta, mostraba sus adocenados resortes lógicos. Después de eso Oliveira se sentía más capaz de luchar contra sus prejuicios bibliotecarios, y paradójicamente la Maga se rebelaba contra su desprecio hacia los conocimientos escolares. Así andaban, Punch and Judy, atrayéndose y rechazándose como hace falta si no se quiere que el amor termine en cromo o en romanza sin palabras. Pero el amor, esa palabra...




Rayuela

Mientras leía ese capítulo otra vez, una voz me retumbaba entre los tímpanos recordándome algo que conocía de antes pero que no recordaba cómo ponerle palabras.
"¿Es acaso coincidencia que el poeta alegre cuando se desata tu furia le dice al reproductor que pase este tema tan triste? Está complotados y yo no quiero dejarlo pasar así nomás. Hago lo posible, pero si no me dejás hacer lo imposible nunca voy a poder nada. Si no te dejás creer que se puede lo imposible, al menos una vez más, entonces nada es posible."

domingo, 4 de septiembre de 2011

44. sábado antes

Una noche, Elena encontró esa seguidilla de papelitos escritos por Juan antes de su partida al Norte, que en determinado orden decían algo más o menos así:

No digas nada.
Técnicamente no estoy hablando... sólo vine para decir...
cuánto te amo,
¡Mucho!
Como a nadie en este mundo... y lamento no ser tu ideal, pero
quería darte algo... "¿Qué?" pensarás:
Pase lo que pase este bípedo implume siempre va a amarte

y siempre va a estar para vos.
Sólo te pido algo...
¡Una sonrisa!,
un abrazo (si querés...),
una cachetada,
una promesa: que vas a ser feliz
y un beso de esos con los que detuvimos el tiempo.
Perdón.
Gracias.
Juan


El anotador se cerró de un golpe mientras que un par de lágrimas se asomaban a leer a otro par de recuerdos. Maldijo al destino, apagó la luz y lo soñó hasta el miércoles siguiente.

sábado, 3 de septiembre de 2011

33. viernes antes



Ocasionalmente, la música habla más que las palabras.

viernes, 2 de septiembre de 2011

22. jueves antes

Emilio:

Te dejé una nota en el banco de nuestra plaza. Me responderás si la encontrás. Te dejo un montoncito de esos besos que conocés.
Julia

12/3/1989

jueves, 1 de septiembre de 2011

11 miércoles antes

Eduardo:
Me detengo este día en la esquina donde me visitabas. El aire fresco parece renovar el oxígeno que perdimos cuando hablábamos en la oscuridad. Miro aquel árbol que se sonrojaba al principio del otoño y sonrío. Melancólicamente, me acomodo la sonrisa y la mirada al cielo pensando a cuál de todos los Nortes te habrá llevado ese tren.
Camino un poco más: se pasean frente a mí un desfile de recuerdos. Ya no te duele más el alma, querido, ya no necesitás decirme que me amás. Ya no llamás y sé que tampoco responderás esta carta. Es agridulce aquel pensar, me regocijo en la nueva vida que engendrás desde lo más hondo de tu ser, pero es inevitable saber que la parte más honorable de mí, si es que alguna vez existió, ha muerto con tu partida.
No voy a negarte que algunas noches me muerde la soledad los brazos vacíos, que acuden desesperados al cajón prohibido donde guardo un espejito nuestro de lo que alguna vez fuimos. Anoche soñé con tus dientes, y sin creerme Berenice, me contuve para no ir a robártelos: pues bien, tampoco voy a negarte que planeé hace unos días irme también a tu Norte. Tranquilo, sé que no es fácil llegar y hoy por hoy la familia me ata a esta casa; pero confío que un día yo tendré también el mío.
¡Qué vacío abismal, cielo lejano! Nadie me pertenece, a nadie pertenezo. Me convertí en una paria de cualquier placer o elíxir. No he hecho más que errar como un contorno hace ya 11 largas Lunas que jamás han llegado a llenarse. Carezco de cualquier corazón, incluso del mío, porque te lo llevaste en ese tren, Eduardo. Por favor, si tenés la suerte o la desgracia de leer estas palabras, te pido que en cuanto te liberen las fronteras, me devuelvas mi tiempo. No sabés cuánto extraño mi calma.

tu Muriel
28/2/1967

el boicot de Facebook

No tuvieron la mejor idea que "recopilar" los estados de épocas pasadas a modo de efemérides. Hoy me mostró los del 1º de Septiembre de 2009 que decían así:

En Este Día En 2009

María Eugenia Trapani
fake plastic trees

María Eugenia Trapani
He's just NOT that into you.

Quiero escribir...

... pero mañana tengo Economía y no leí nada. Prometo llenar de líneas ergonómicas e incoherentes este espacio en breve. En horas, en lo posible.

lunes, 29 de agosto de 2011

2 días en la vida

El 13, 7 y el 21 son fechas dignas de cementerio.

domingo, 28 de agosto de 2011

el pasado según Spinetta

En una entrevista a Spinetta, el músico dijo respecto a lo vivido:

- "(...) Nosotros podemos traer al presente la música del pasado, por ejemplo. Mirá si no será importante el pasado. Yo no le resto importancia, pero no puedo proyectar sobre el pasado: debo proyectar sobre el futuro. Hablo como si fuera un hombre, como si fuera todos los hombres. El pasado nos sirve para decirnos: 'Ya sabemos que el puente se cae si no está preparado para resistir tales vientos. Entonces, no voy a hacer la cagada dos veces.' Eso es muy importante, pero en sí la única forma en que nos proyectamos es hacia el futuro."

el domingo es como...

viernes, 26 de agosto de 2011

horas

para el final

jueves, 25 de agosto de 2011

el suicidado

Sofía:

Te escribo quizás, mi última carta. El calor agobia de este lado del mundo y creo que cada uno de nosotros le fue perdiendo el miedo hasta al mismísimo infierno. Es que es el infierno en vida este Norte, y mi corazón se regocija en la alegría de que no tengas que vivirlo vos también. ¡Mirá que loco que estoy, que me alegro de que no estés conmigo! Es insano, pero debo admitirte que no hubiera existido mejor opción que dejarte ahí en el andén, toda marchita y con ojos rojos; que aunque casi se me moría el corazón, sabía que era la única manera de salvarte.
Te dije que quizás es mi última carta. Como te conté antes, le perdí el miedo a todo, incluso a la muerte. Ves, que la soledad me ha atolondrado un poco y tanto... ya no sé si estas dos masas grises y amorfas, pesadas como piedras, son mis pies o pudredumbre. Ya ni reconozco el cuerpo mío, llagado de ausencias, agusanado de tiempo y mugre. Mi única estrella esta noche es que te llegue esta carta de despedida, amor mío.
Difícilmente vuelvas a escuchar de mí, y no hay nada en este universo que me ladre más que dejarte sola en este mundo de bichos raros. Pero sé que sos fuerte, ¡Qué no vas a ser!, sos la mujer de mi vida, mi vida que se termina hoy. No te acongojes por mi partida porque hoy quien te escribe es un muerto vivo. Hace tiempo que perdí el corazón, creo que me lo olvidé en el pañuelo que llevabas puesto en el andén. Sofía, tenés que prometerme que no vas a afligirte por la desaparición de esta carne chamuscada. Esta mañana bailaré mi último baile y tendré mi último beso con la muerte, pero te llevaré siempre conmigo.


Alejandro
21/8/1930

mil grullas

En un último intento de revivir, Sofía escribió sobre sus dos piernas con letra chica y derecha, como arrenglonada:

Que mis fantasmas se vayan, que se vayan. Que te vayas, que te vayas.
Que tus fantasmas se vayan, que se te escapen de los dedos.
Que no me encuentren tus fantasmas, que te vayas.
Que me escape de tus dedos.

a veces sucede que

Quise apretar Escape y apreté Enter.


Horror.

miércoles, 24 de agosto de 2011

el reloj

Elenita:

El viaje en el tren se ha retrasado y honestamente, la llanura pampeana es un tedio irremediable si no estás a mi lado. Sé que no recibirás con agrado mi carta luego de que aquella vez me respondieras que las palabras no hacen nada. No puedo más que decirte que estás equivocada, Elenita. Decir es hacer: diciéndote, mi alma se alivia lo suficiente como para hacer tolerable otro día más. Por eso te escribo una carta todos los días, a veces sólo cuando sueño.
No he dejado de preguntarme a cada hora qué es de tu vida, cómo llevás el peinado esta mañana, si te animaste a comprar todas esas chucherías que tanto deseabas. Te imagino, amante, completamente desnuda en tus sábanas celestes y no puedo contener el estallido de mi corazón. Te extraño tanto, María Elena mía... pero sólo puedo aguantar este tiempo lejos tuyo a regañadientes, arañando las paredes en esas noches de soledad desesperada, hasta nuestro glorioso reencuentro. ¡Que cuento las horas para ese día! El reloj se burla de mí, paseando sus agujitas cada vez más lento... pero revivo mis esperanzas de que me recibas a pesar del maldito deber que me lleva al Norte.
Tengo una última cosa para decirte. En realidad nunca existe una última cosa que decir... pero imaginemos que fuera así. Sé que la noche te abruma lo mismo o más que a mí luego de mi partida, y siento ¡oh, corazón! que estás en búsqueda de nuevas llanuras para recorrer y que te recorran. Sólo te pido una última cosa: que me mates, porque después ya no voy a vivir más. S
í, Elenita mía, que si es así que me mates.


Tuyo,

Julio
7/9/1969

lunes, 22 de agosto de 2011

El mismo amor, la misma lluvia



De esas películas que ves a causa del insomnio a las 3 a.m
y te hacen un poco bien.

domingo, 21 de agosto de 2011

pesadillas

Siempre seguí la misma dirección,
la difícil, la que usa el salmón.
Siento llegar al vacío total,
de tu mano me voy a soltar.

Dame, dame, dame
un poco de tu amor;
yo a cambio te ofrezco
una montaña de horror.



Esta noche me siento culpable hasta de la crisis económica en Grecia.

hoja de papel

De la fatiga eterna nacieron tus ojos de escarabajo. La muerte del recuerdo, en las plazas de Palermo. Sólo Plaza Francia, Lucía, tu olvido no olvida, cucharas envolviendo el clítoris que arde, grullas enredadas tras tu vientre, lágrimas de un invierno. Duele más contigo.
El murmullo terminó de crear el ocaso en tu garganta. El útero vacío carecía ya de cualquier rastro de humanidad: Lucía nunca fue ni será, ¡oh, tragedia!, lengua de cal, labios, mercurio, hastío. Nunca merecí menos amor que lágrimas muriéndose en fosas y flagelos del cuello del dolor.
¡Es el fin de la moral burguesa! Todo lo repulsivo del hombre: su boca de pezón y su plasticola de esperma. Ni el mismísimo vómito podría reflejar fielmente su inmundicia.



Lucas Verduci & María Eugenia Trapani

Calamaro comentó previamente:

me arde.

alguien lo dijo antes

"...yo fui a la soledad y de allí vengo
otra vez con mi amor transfigurado."

plug del sur

Querido Francisco:

Me temo que estas letras otra vez me condenan a la cobardía, maldita cobardía. El universo que se volvió inmenso abraza mi alma azulada. Del color del frío todo mi interno que ahora es externo, del color del miedo. Todavía no puedo entender cómo es que todas tus constelaciones cabían en mi recoveco de corazón maltrecho, ni cómo funcionan los subtes o la lógica de las paralelas y tangentes de las calles.
Ya ves, soy una completa inútil. Lo supiste desde aquella vez que me viste subir al colectivo tan torpemente que se me derrumbaron cada una de las monedas de diez centavos para mi pasaje. Alguna vez dijiste que me amabas toda, incluyendo mi total ineptitud. Te reías tanto al verme entrar al ascensor, siempre eligiendo el ángulo incorrecto para el ingreso de las otras personas. Me avergonzaba en lo más hondo de mi infierno ser tan obvia en mi estupidez. Me excusaba siempre. Al igual que ahora excuso mi amor.
Antes de despedirte, no puedo evitar recrear todos esos momentos en mi mente. Sabés quién soy más que nadie, sabés que sólo se nace en una tierra. En una carta que te envié hace un poco más de cuatro años te escribí que si hay sólo una oportunidad de existir entero en otra persona, ya la había agotado. Aunque me muerdan rabiosos los recuerdos, aunque el odio me hinche los ojos, aunque ¡todo lo que es posible en este mundo! Esos versos que me dictaron quizás Storni o Pizarnik son tan eternos como la materia y sus reacciones, o mejor dicho, el universo entero. Casi como una buena madre, te dejé anotados en ellos todas las respuestas a mi presencia y a mi ausencia.
Hace unos días, antes de tu súbita partida, tomé conciencia del hecho más espantoso: comprendí que la vida continúa a pesar de tu falta. Sé casi con certeza que en un par de años me casaré y tendré dos o tres hijos, y que quizás nombre a un varón Tomás. Pero sé también que en cualquier oportunidad de ausencia de realidad, mis ojos partirán al cielo a buscar los tuyos, que morderán aún más fuerte y más rabiosos que hoy en día.
Francisco, no hay que estar triste. ¿Acaso no es el amor atemporal lo que busca todo el mundo? Hay personas que incluso pasan toda su vida buscándolo y renegándolo. Quizá porque su verdadero amor era su búsqueda. También hay quienes viven toda una infeliz existencia con el ser equivocado. Quiero decir, deberíamos celebrar nuestro hallazgo que en este día nos despide: encontramos al complemento idóneo el uno en el otro para siempre.
No me queda más papel y tampoco me quedan más lágrimas. No me quiero olvidar de agradecerte por la llamada vespertina de la otra vez, me desprendieron la amargura que me trae el mes de mayo. ¡Qué mes tan espeluznante, se agrava de tragedias! Pero ya no quiero abrumarte ni robarte más tus horas. Sé que hace tiempo y frío, y que pronto tu micro al norte te llevará allí mismo: al Norte. Escuché que es un viaje largo, pero confío en tu confianza, y espero honestamente que a donde te lleven tus piernas sean sólo al camino de la felicidad. El destino me enraizó a mi maldita Buenos Aires y no sé hacia qué dirección ni hacia cuántos kilómetros me arrastrará la vida. Si tenemos suerte, será cerca tuyo.

No te olvido, Francisco


Roma
21/9/1970

cuando todo parece estar mal...







... miro para arriba

sábado a la noche otra vez




I died a hundred times.

sábado, 20 de agosto de 2011

Cadáver Exquisito II

Fumaba un porro cuando me articuló los dientes en la enredadera. El barro de su lengua ensució todas mis piernas; me hartó de ramas en el techo. "¡Ya no te quiero!"- recordé harto de sus crucigramas. El mareo del Smirnoff traía el recuerdo del fetiche de su compañía. "Incluso -llegó a pensar- sería más feliz con una porno de Descartes."
Las cañerías del tímpano en su ovario, el alma se cayó en el barro. Homosexual de invierno, el sexo en la ventana del cuaderno. "Se requiere de mucha paciencia para recibir una carta", se lamentó pensando en el perverso labor del correo y a su vez se excitó recordando los dientes de su dentista.
"¡Qué erótico el cristiano tocándome las tetas! Descartes sobre mis muslos: el arma del perverso sólo es la lengua. ¡Ay! Todos mis suspiros como un mantra en la boca del estómago." Se sentó en una cama desvencijada por el sexo vespertino y se decepcionó cuando llegó a la conclusión de que toda la mierda del mundo se colmaba en la copa que recordaba aquella erección.
El existencialismo porno de un invierno. Harto de fetiches le bañó de semen todo el alma; pelos en la boca: triturar la lengua. Estaba en un estado de tal excitación que hasta olvidó el nombre de su madre. Sólo podía pensar en penetrar su enredadera y libar todo néctar de cada una de sus flores. "Fito Paez vomitando. La menstruación es obstáculo del débil; la redención es la pija del inútil. Sartre como óvulo en la ventana, crucigrama de un enfermo. ¡Fiebre!"
Se metamorfoseó cuando pensó en sus tetas: siempre habían atormentado cualquier intento de relación. El bar cerraba y el techo se estremecía de luces coloradas. El dasein empezaba a quebrarse. Dasein amorfo, rito de zombie. "En mi pared, está tu vidrio; de esta persiana, mis delirios... ¡NO ACABES EN ESTA COPA!"
Se sujetó el estómago con las dos manos. El recuerdo fue la única arma mortal y de nada sirvieron los fetiches ni el cristianismo. ¡Ay, ese fantasma! Contempló por última vez su reflejo en el vidrio y trituró su cuerpo con el picahielo.


"El suicida", María Florencia Rúa & María Eugenia Trapani

Cadáver Exquisito I

Noche porteña, lejos del arrabal melancólico del tango, dos almas se pierden por Palermo con aires de Brasil. La tercer botella de ron arde en la noche: sexo con ancianos, morbo de Palermo. El cigarrillo es un imbécil.
Dos destinos se entrelazaban en el mismo humo añejo como desde siempre: la misma fotografía y el mismo ron. Todo lo que existe tiene vómito. "El placer nos devoró las uñas ¿Hasta dónde habré de comerme tus huesos?"
Del cielo y el vómito nacieron sus peores infiernos, las confesiones sobre sexo con background rojo, todo lo que surgía del alcoholismo de esos dos. "Aullo en torno a tu sombra, mi lengua de ron tiene tu muerte, no existe asilo para mi noche."
La oscuridad nocturna los abosrbió en la estufa del comedor. El ron cumplía su efecto, y de beso en euro, la alfombra revivió el espíritu idiota: "Palermo no tiene territorio para coger, el ebrio es mudo, el telo se resquebraja entre tanto rojo". No, no hay alfombra, sus oídos se suicidan en la garganta, el hielo quema los ojos.
El bucle de su flequillo fue suficiente para el orgasmo. Cayeron desfallecidos en la Torre. Quizás alguno pensó en la decepción del naranjo deseado cuando cerró los ojos al sueño: "Ese paladar me asfixia. Todo tu cuerpo, mi saliva. Te acabo los huesos en el exacto instante donde la mutación es eterna. Mudo mi boca a todo tu vómito... no existe alfombra".
¡Qué tragedia la existencia! Toda su vida se reducía al fracaso cuando miraba su par de manos que cual pinzas de cangrejo sujetaban una miseria de realidad. "Te recorro cada fibra de este infierno. El sexo es territorio impenetrable, no bastan dedos para existirte. ¿Por qué tu paladar vuela mi cuello? Tanto fantasma entre esos dedos, tanto volcán en esta boca... ¡No existe alfombra, imbécil!"


"El fetiche", María Florencia Rúa & María Eugenia Trapani

viernes, 19 de agosto de 2011

El karma de vivir al Sur

1)
Se inhabilitó tu cuenta
Para volver a activar tu cuenta y usar Facebook como antes, inicia sesión con tu dirección de correo electrónico y contraseña antiguas.
Esperamos que vuelvas pronto.

2) Eliminar todos los mensajes.

3) Mudanza a un blog secreto.

4) Nuevo mail.


Quien me busca, sabrá encontrarme.

martes, 16 de agosto de 2011

por qué mi muerte

Sabe que la lucha es cruel y es mucha,
pero lucha y se desangra por la fe que lo empecina.
Uno va arrastrándose entre espinas,
y en su afán de dar su amor sufre y se destroza,
hasta entender que uno se ha quedado sin corazón.




Los fantasmas me raptaron el cuerpo. ¿Quién podrá quererme, llena de cicatrices? El romance, en todas sus formas y todos sus tiempos, fue ajando el alma, robando cualquier rastro de razón y lógica. ¿Quién va a creerme, con ojos que no miran? Fue casi imperceptible ese reloj desbordando sus tic tac en el amor, tejió el luto más silencioso. ¿Quién podrá amarme a mí y a mis infiernos? ¿Quién podrá sentirme a pesar de mi superficie de yeso? ¿Quién va a entender la miseria de ser frío y de ser niebla? Si una ausencia y la sombra están donde era mi corazón, si las sonrisas son máscaras que esconden el monstruo que soy yo.
¿Por qué mi muerte? ¿Por qué mi soledad? ¿Por qué romper mi cristal interior? ¡Injusto Eros! Renació, su amor renació sin mí, en mi ausencia y su sombra. Me preguntaron por qué no sonreía y respondí que la felicidad me acalambraba la cara, que por eso prefería manterme seria, que por eso rebanaba olvido y no lo tragaba. Cuando los veranos, la luz impúdica y el sol aborrecible pero necesario decidieron hacerse transparentes y cuando el invierno se quedó sin tiempo, fue cuando terminé de consumirme. Ni ese dejo de piel y huesos eran servibles a la existencia, apáticos, todos marcados de pretéritos y hasta antinaturales. Era tiempo ya, la decisión más difícil: ¿por qué mi muerte?


infectada

No logro decidir si la admiración es el camino más seguro
hacia la frustración o hacia la decepción.


Mortales, no me admiren, no me maten.

domingo, 14 de agosto de 2011

ser sin tiempo

Hay caminos que se recorren sin compañía alguna. No implica que sea un capricho más, sino que realmente es condición para madurar ciertos aspectos. Caminar desde la calle Serrano hasta Juan B. Justo, por ejemplo, puede ser uno: 4 cuadras de un millón de pensamientos cuando sólo se es con la noche. Quizás escribir en el 15 yendo para Plaza Armenia, al encuentro con el banco mágico mientras se ruega que Poe haya tenido razón en La carta robada.
Descubrí que no hay templanza. Mi mundo es neurótico, mi mundo es infierno de escritores malditos. Mi mundo, el mundo oscuro. ¿Escribir en una plaza? Cliché... o vestigios de una noche que dejó en suspenso al cadáver exquisito.

sábado, 13 de agosto de 2011

Palermo y sus plazas



En uno de mis intentos de fugarme el mundo, contemplé la posibilidad de ir a esconderme del otro lado de la ciudad: me tomé el colectivo hacia el norte porteño. Palermo, barrio primerizo, zona de promesas, poseedor de tantos bancos encantados y territorios malditos. Opté por el banco de una plaza, el de siempre que hace aparecer y desaparecer mágicamente diferentes paisajes. No tardaron en despertarse las musas, que empezaron a cantarme sus canciones al oído mientras mi mano como poseída garabateaba textos en el cuaderno. Se escribe mejor de ese lado de la ciudad, cuando el mundo asfixia. Hasta se puede acompañar al ritmo literario con unas galletas con chips de chocolate a modo de merienda, o cena. Palermo, donde el mismo cielo gris de toda la ciudad es otro gris distinto, donde duermen mis musas y memorias.

Mundo Bizarro

F: -¿Sabés qué extraño?
E: -¿Qué?
F: -Su panza.

Descubrimos que todos tenemos esos adorables defectos que el otro contempla casi en secreto.

viernes, 12 de agosto de 2011

¿De qué podemos hablar?

En la obra de teatro Tita, una vida en tiempo de tango interpretan la canción de Abel Aznar que se puede escuchar acá (es la última canción que subo, lo prometo). Es de esas letras que se ajustan a algún desencuentro pasado, presente o futuro que tarde o temprano acontece en el pasar de la vida -además, es hermoso el ritmo- y dice así:

Recién te acordás, recién me decís
que estando a mi lado vos eras feliz.
Que hablando podemos volver a entendernos,
volver a querernos, que no me mentís.
Y hablarnos de qué, ¿decime de qué?.
¿Te quedan palabras que yo no escuché?
¿Te queda en los labios algún juramento
que no es un tormento que yo no pasé?

¿De qué podemos hablar,
sin corazón, sin ternura?
Después de tanta amargura,
después de tanto llorar.
El tiempo ayuda a olvidar,
tenemos otro destino...
¡Seguí! ¡Seguí tu camino!
¿De qué podemos hablar?

¿Por qué me mirás con tanto rencor?
No es mía la culpa si fue nuestro amor
un cielo primero, después un tormento,
después un infierno de angustia y dolor.
¿Por qué no te vas, por qué no seguís?
¡Vos nunca a mi lado podrás ser feliz!
¿No ves que en mi pecho yo tengo un vacío,
un miedo y un frío? ¿Por qué no seguís?

martes, 9 de agosto de 2011

polaroid de locura ordinaria

Después dijo que me amaba
y se hundió la Gillete:
sangró, sangró, sangró,
y se reía como loca.
No he visto luz
ni fuerza viva tan poderosa.

lunes, 8 de agosto de 2011

los libros que se leen distinto


To Monica, the most illogical and lovely girl, with affection.

Horacio
27/9/48

sábado, 6 de agosto de 2011

enamorados

Escuchar la radio a las 12:52 a.m de un sábado te lleva a conocer grandes frases del locutor intercanción, en este caso sobre el amor atemporal:


"El amor verdadero no tiene final feliz.
El amor verdadero no tiene final."





(y todos soltamos un ''ahhh'' de ternura inevitablemente)

viernes, 5 de agosto de 2011

Y

Ella llora de madrugada y de día pinta arcoíris de todos los colores.

jueves, 4 de agosto de 2011

la parte peor

Durante la limpieza sentimental, entre ese papelerío escrito de mentiras, un sobre. Inmaculado, con una frase de rouge como epitafio. Lo abriste, el color familiar, la letra de ella. Pero la oscuridad terminó de nublar el cuarto cuando leíste:


"Puedo ser el mal, mi amor. Puedo ser todo lo que quieras que sea. Puedo ser tu Sol, puedo ser tu B, puedo ser fa sostenido, puedo ser tu casa. Pero puedo ser el mal, si así lo quisieras: el veneno más exquisito que degustara tu lengua. Yo puedo ser asesina y ser tu muerte."

miércoles, 3 de agosto de 2011

perdí

No tengo amor, amor, yo no tengo. El vacío, el infinito, el vacío, el corazón. No tengo amor, amor, yo no tengo ni un poco. El infinito es silencio, amor, tu corazón está maldito.
Amor, es maldito y muerde hasta que sangra el alma. Pero es infinito el silencio, el alma, la soledad sangra. Nuestra muerte es vacío, es soledad, muerde. No tengo amor, amor, yo no tengo. Puedo morderte el corazón, maldito que sangra. Puedo enfermar de amor, amor, porque no tengo amor, tu corazón está maldito. El infinito me salva del vacío, el corazón, lo que sangra.
No tengo amor, amor. El olvido, la muerte, la nada. Tengo nada, amor, no tengo amor. Podés olvidar la muerte de la nada, el silencio. Es infinito el corazón maldito, el alma descarozada. Carozo, amor, no tengo. Tu corazón que sangra de muerte, de silencio, de alma. Calla del infinito que es muerte, que es amor, que es vacío.
No tengo amor, amor, yo no tengo ni un poco tuyo. No soy más que vacío, un corazón que sangra infinita ausencia, que muerde recuerdo. Pero la nada es, amor, que el olvido es muerte, es silencio. Callé tu amor, que es vacío, que es muerte, que sangra. No tengo amor, amor: dejaste soledad, olvido, el corazón maldito, nada.

lunes, 25 de julio de 2011

admirar tus cielos

Cuando era chica, acostumbraba viajar acostada en el asiento trasero del auto. Así podía mirar para arriba, y a través de la ventanilla, hacer otro camino diferente a ese de los semáforos terrestres. Hacía juegos sobre cuánto faltaba, por qué parte de la ciudad estaba, cerrar los ojos cuando pasabamos cada una de las enceguecedoras luces colgadas como faroles eléctricos. Irónicamente, es mi cable a tierra ese cielo escondido que los presurosos porteños tanto dejan de lado: ahí, en esas calles del centro, donde se escapan tantos diseños enramados como también molduras históricas que lloran memorias.
Todavía conservo "mi cable a cielo". Mientras espero en la parada a la salida de la facultad, me pierdo entre ese millar de gotas verdes sobre mi cabeza que hacen sonar al viento; en el colectivo yendo para el centro me distraigo con esas cúpulas oxidadas que vivieron tantos cielos. Si bien les conservo un respetuoso temor a los balcones de los departamentos, no puedo obviar la hermosa vista aérea que proveen ni evitar acercarme tímidamente a la baranda para espiar la otra perspectiva.
En resumen, cualquier asiento o banco que posea la virtud de permitir subir los ojos hacia esa acuarela que tiñe tantos paisajes es lo único que a veces tenemos. Dependiendo del sitio de la ciudad en el que se encuentre el mueble, va a tener una visión con distinto encanto. Podría jurar que hay un banco en Plaza Armenia que hace aparecer y desaparecer partes del lugar con trucos de magia. En el Parque Rivadavia y el Centenario, hay otros tres bancos hechizados ubicados al azar de quien los busque; y también en Paseo la Plaza hay embrujos de amores perdidos y reencontrados en los asientos de planta baja donde se filtra la luz entre los jazmines de primavera.
Todo sea por admirar al gran telón. Bastan cinco segundos para sentirse ínfimo ante el universo y gigante a la vez. Esos cielos que son míos, y fueron suyos y hoy son tuyos, y hasta quizás un día sean nuestros y de ellos.
Todavía, cuando puedo, me acurruco en la parte de atrás del auto y veo pasar tus cielos.

viernes, 22 de julio de 2011

ser silencio

Podés creerme o asesinarme: el amor es atemporal.

lunes, 18 de julio de 2011

carta al incógnito

Mi amor:
Te prometí no escribirte, pero no voy a poder cumplir tal cosa. Las palabras brotan de mi boca, y no es que sea potus, pero tengo la repentina necesidad de aclararte tantas vegetaledades:
Corazoncito, para empezar esta carta no ignoro que te haya causado un profundo dolor. No es que haya querido lastimarte esa vez que te tuve que llevar al hospital, te juro que pensé que eso no estaba tan afilado cuando se me resbaló el mango del cuchillo enjabonado sobre tu pie derecho cuando estabas en ojotas.

En segundo lugar, también tengo que considerar tu grave falta de atención a mi persona. Si bien sé de todas tus pequeñas atenciones, como esa vez que te pusiste vos ese perfume de mujer que me gusta tanto cuando volviste del trabajo para sorprenderme. Más allá de eso, nunca le recomendaste mi trabajo a Patricia a pesar de que la visitás tantas veces. Pero no me quiero ir por las ramas, no tengo intención de reprocharte pero sí de pedirte perdón por lo que pasó con tu hermano el fin de semana que te fuiste a Mar del Plata por trabajo. Tenías razón cuando decías que con una copa de vino ya no me acordaba de nada.
Mi cielo, tengo que confesarte también que no eran tus palabras tiernas y tus ojos melancólicos los que subían la fiebre a mis mejillas cuando salimos la primera vez. Supongo que esto también justifica la duradera ausencia que cometí los días posteriores a nuestro encuentro secreto. No eran mis padres ni ningún severo castigo los que me prohibieron verte durante tanto tiempo, era la escarlatina que me había contagiado mi hermano y que te contagié a vos en uno de nuestros apasionados besos de aquella vez. Te pido mil perdones, pero es una historia vieja y no creo que le des mayor importancia a esta altura.
También quiero que sepas que el vestido carísimo que me regalaste para mi cumpleaños, el celeste con detalles negros, no me gustó para nada, no lo usé esa vez que salí con las chicas y gracias a Dios no me fue el talle. De hecho, tampoco se me voló de la terraza en una tormenta ni se quedó en la copa del árbol del vecino: se lo di como regalo de cumpleaños a Margarita, mi tía abuela.
Por último, necesito pedirte perdón por haberte causado tal malestar durante la cena del otro día. Necesito que sepas que no te creí cuando me dijiste que eras celíaco y que te mentí cuando te dije que había preparado minuciosamente la cena sin gluten.
Amor mío, sé que me vas a entender y que vas a poder perdonar todas estas fallas que cometí en nuestro amor. Sé que tu hermano lo va a entender, que pronto vas a poder volver a caminar y que, con mucha suerte, vas a recibirme en tus brazos de nuevo. Quiero que sepas que te amo y que lamento mucho haber acelerado tanto el auto cuando te vi en esa esquina. Espero que te mejores pronto, dulce mío. Siempre voy a estar en casa esperándote.





Tu amor

domingo, 17 de julio de 2011

ella se puso de mal humor por la proximidad del día del amigo

X dice:
*jaja
*ya te va a llegar
*no desespereis
*y buen lo del día del amigo.. es un día comercial euge
*qué tanta importancia
*día del amigo es el de todos los días
*no el del 20 de julio nada más
eugenia dice:
*esa es la excusa que las personas que tienen amigos le dan a los que no los tienen

jueves, 14 de julio de 2011

tighter

- Puedo bancarte en muchas de tus locuras. Si en una madrugada sentís que el mundo está mal, que está todo mal, podés llamarme y hablar conmigo toda la noche.

martes, 12 de julio de 2011

Martes

Puse el despertador, lo apagué. Soñé con mi viaje a París otra vez, un sueño mezclado con zombies (supongo que porque miré una película de zombies a la noche). Me levanté una hora y media después de lo previsto con una extraña congestión. Me lamenté de haber retrasado mi amanecer por la cantidad de tarea que acumulé por tres meses y que me había propuesto hacer hoy. Tenía gusto a sangre en la boca cuando me percaté de que mi súbito despertar probablemente era causa del sangrado de mi nariz. Temí por mi conciencia y el solipsismo del lugar cuando tuve en cuenta la chance de desmayarme. No, no me desmayé aunque hubiera sido una buena anécdota. Sólo me quedó el gusto a sangre en la boca y unas manos perezosas para escribir mi tarea.

lunes, 11 de julio de 2011

wouldn't it be good?

I got it bad,
you don't know how bad I got it.
You got it easy,
you don't know when you got it good.
It's getting harder,
just keeping life and soul together.
I'm sick of fighting,
even though I know I should.
The cold is biting,
through each and every nerve and fibre.

My broken spirit is frozen to the core.


Don't wanna be here no more.
Wouldn't it be good to be in your shoes?
Even if it was for just one day?

Wouldn't it be good if we could wish ourselves away?


You must be joking,
you don't know a thing about it.
You've got no problem,
I'd stay right there if it were you.
I got it harder,
you couldn't dream how hard it got it.

Stay out of my shoes,
if you know what's good for you.


The heat is stifling,
burning me up from the inside.
The sweat is dripping from each and every pore.
Don't wanna be here no more,
don't wanna be here no more.

Wouldn't it be good to be in your shoes,
even if it was for just one day?
Wouldn't it be good if we could wish ourselves away?

Wouldn't it be good to be on your side?
The grass is always greener over there.

Wouldn't it be good if we could live without a care?

sábado, 9 de julio de 2011

timing

No puedo escribir. En breve lo voy a hacer.

revoluciones

Y ahora estás en mi lista de promesas a olvidar... todo arde con la chispa adecuada. (No sé distinguir entre besos y raíces, no sé distinguir lo complicado de lo simple)

todavía


put your hands in my head and come with me, we'll find another end.

jueves, 7 de julio de 2011

sapiencia francesa

En una película francesa de Europa Europa (Ah, c'était ça la vie!), escuché un diálogo entre dos hombres que decía más o menos así:
-¿Mal de amores?
-Sí.
-¿Te dejaron?
-Sí.
- Bien, si es una historia importante, no te resignes. Guárdate ese estúpido orgullo masculino en el bolsillo y aférrate a la felicidad. Hace poco tiempo parecía que la habías encontrado.

where is my mind?

¿2 noches insomnes?


Sí.

viernes, 1 de julio de 2011

temores

Me temo que mi precaria literatura se quedó en eso: la mediocridad.

miércoles, 29 de junio de 2011

el odio

Increíblemente, uno puede percibir cuando alguien lo odia.
¿Por qué? Porque lo sentís al abrir los ojos a la mañana, un pinchazo de lado a lado que se agudiza cuando el mundo te batalla con memorias. Además, se genera cierto misticismo en el que absolutamente todo hace referencia al odiador: la radio, las clases en la facultad, la televisión, las publicidades por Internet, las clases de francés, etc.


Yo sé que alguien me odia hoy, y espero que su odio se termine pronto.

lunes, 27 de junio de 2011

de nada sirve el adiós

Que sos la página perdida de mi libro preferido.
Te perdiste, mi hoja predilecta,
saltaste de mi corazón y empezaste a volar.

Volaste, palabra más hermosa,
con alas de mariposa, en el aire que respiro y vivo.
¡Y cómo vivo! Que vivo de extrañarte y llorarte.

Sobre mis lágrimas flotaste, mi frase amada.
Se te arrugó la cara de papel y te secaste
con el mismo sol que desata sueños de la mañana.

Que fuiste ilusión que fue sueño antes de ser palabra.
Apareciste, repentino deseo,
Devoraste mi alma y te acurrucaste entre mis musas.

Te hiciste numen, inspiración divina.
En cada mínima partícula mía te impregnaste,
y como práctica esotérica, de mi puño y letra te hiciste voz.

La tuya, tímida voz que es armonía y sensación preciosa
y no cesa de embrujar tantos corazones parios,
como estro de canción prohibida, el secreto mejor escondido.

Encerraste tu corazón bajo el enigma de esfinge
e hiciste de tu piel tu única confidente de solipsismo,
mientras dejabas en mí una espina y el veneno que deshizo el corazón.

Antes del final, sobre el papel descansaste.
De sol y luna, de blanco y negro, de todas estas palabras te marcaste,
y te despediste de manera particular y sin darme lo que me pediste.

Antes del final, sobre mi vida descansaste.
De París y Nueva York y los acordes que hiciste tuyos te llevaste,
que eras la página perdida de mi libro preferido.

domingo, 26 de junio de 2011

canción de lunes



What do I do to make you want me?
What have I got to do to be heard?
What do I say when it's all over,
and sorry seems to be the hardest word?

claroscuro



Es duro olvidarme de vos en este trampolín de rocas... igual me quedo con tu boca que sabe derretir dolor. (fue necesaria tanta luz para poder seguir tu sombra)

corazón cenicero

You were alone before we met,
no more folorn than one could get.
How could we know we had found treasure?
How sinister and how correct.

It was a leap of faith I could not take,
A promise that I could not make.
Mi corazón, mi cenicero,
my ashtray heart.

X por Y

27 letras, 88.431 palabras, 4 modos verbales, 14 tiempos verbales, 3 idiomas, 1 enero, 1 desencuentro, 4 despedidas, 1/2 amor, 1/2 desamor, 2 semanas, 1 alegría, 1 1/2 cartas, 0 certezas, 4 golosinas, 2 veces perdí, 2 sueños, 6 meses después, 1 vez entendí, 5 dolió, 4 te extrañé, 3 te odié, 4 te encontré, 5 odiaste, 5 me lastimaste, 1 te olvidaste, 1 final, 1 eternidad.

apócrifos

L dice:
de hecho, ayer estuve soñando con algo que escribiste vos
bah, era parecido... alguien me decía algo de un abrazo en R
porque los abrazos tenían letra
eugenia dice:
yo también sueño con cosas que escribo
y son sueños tristes

1/2

Y a veces me acuerdo.

Otras no.

sábado, 25 de junio de 2011

Le Petit Prince

"Je n'ai alors rien su comprendre! J'aurais dû la juger sur les actes et non sur les mots. Elle m'embaumait et m'éclairait. Je n'aurais jamais dû m'enfuir! J'aurais dû deviner sa tendresse derrière ses pauvres ruses. Les fleurs sont si contradictoires! Mais j'étais trop jeune pour savoir l'aimer."


C'est tellement mystérieux, le pays des larmes.

un día después



La satisfacción de los ratos en los que me siento superada.

vituperio

Cuando mi recuerdo se convierta en thanatos vas a hacer ley a tu verdad. Juez de mi prontuario, la pena de muerte ya es sentencia. Percibo su cáscara más densa que nunca, una niebla espesa cubre sus ojos. La silla está lista y sus músculos firmes no harán esfuerzo alguno: ninguna mueca de pena asomó a sus mejillas. Miro su boca por última vez al mismo tiempo que cada electroshock retumba en cada arteria, cada vena, cada capilar, cada microcapilar de mi corroída carne. El silencio se interrumpió por un último pestañeo. Mis ojos huecos y la piel nívea que asoma graciosamente detrás de algunos mechones del pelo negro sobre mi cara. El hedor a sangre en el aire y una sonrisa de satisfacción hace eco en la nada. Me sumó a su colección del olvido con el corazón estallado.

no me claves tus puñales

1er. Paso: dejar de soñar con París.
2º. Paso: olvidarse de aquel abril.


(aunque casi te confieso que también...)


Las raíces del amor donde estaban, quedarán.

rage against the beat

MF dice:
*la torre eiffel de la que colgaba se desmoronó
*ahora no es más que un mero groupie de los beatles

viernes, 24 de junio de 2011

I Know It's Over




And I know it's over
still I cling
I don't know where else I can go
it's over, it's over, it's over

I know it's over
and it never really began
but in my heart it was so real...

It's so easy to laugh
it's so easy to hate
it takes strength to be gentle and kind
it's over, over, over

It's so easy to laugh
it's so easy to hate
it takes guts to be gentle and kind
it's over, over, over

Love is natural and real
but not for you, my love
not tonight my love
love is natural and real
but not for such as you and I, my love...

martes, 14 de junio de 2011

tijeras cósmicas

Cortarse el flequillo cambia la visión.
Es una revelación anárquica.


Descargante.

domingo, 12 de junio de 2011

los domingos según Dolina


"(...) los domingos a la tardecita hay más suicidos que en ninguna otra hora. Esto podría tener una explicación, a saber que el fin de semana suele ser para muchos una esperanza. Esperanza de que algo se produzca en la vida, que algo venga a romper el aburrimiento, por ejemplo. De que alguien nos venga a salvar la vida con una palabra, que conozcamos a una persona maravillosa, de que suceda alguna cosa que produzca un cambio en nuestra vida. Después de todo, la única manera de combatir al aburrimiento es con modificaciones. El aburrimiento consiste en la sensación de que no hay próxima ninguna modificación. El domingo a la tarde sucede lo mismo que en las fiestas cuando son las 5 de la mañana: que uno se da cuenta que ha esperado en vano, que no ha ocurrido nada extraordinario, que no han venido personas a salvarnos la vida ni hemos conocido mujeres maravillosas... y entonces tiene sabor a desengaño."