En mi tierra gris, en la sinfonía de dudas, en la música del calzado, en el grito del subte y en todas esas personas que son mis compañeras de viaje por 30', es inevitable indagarme sobre su destino y buscar detalles que lo confiesen. Me pregunto qué estarán esperando. Esperarán lo mismo que yo? Compartiremos pasos ajenos en el tren? Conocerá tal libro? Habrá visto tal película? Sabrá cocinar?... en síntesis, algo. Claro que en este particular paisaje se repiten las mismas escenas siempre: la señora quejosa, el que lee, los compañeros de colegio, la parejita melosa, algún turista desorientado, los trajeados, los que te miran desde el andén, el niño aterrorizado pegado a la pierna materna... (! enredo mental)
No sé... este blog perdió el beat desde el momento en que lo creé y no me gusta nada. Tengo la espalda totalmente contracturada, los ojos rojos y dos librotes esperando por terminar de consumirlos en los exámenes pre-findesemana.
Veo, veo.
Veo como las canciones de a poco van perdiendo su destinatario. Y veo todos tus remitentes que estuvieron acrecentando mi ilusión -desecha- por tanto tiempo realmente son para ella(s).
¿Cuánto se pierde por confiar realmente (sic) en alguien?
Para mi pesar, tengo que verte retorcer por alguien más. Cae la ficha, estoy de más, o nunca estuve. Sin embargo, las calles del centro y otras tantas más siguen contaminadas con palabras nuestras. Y creer ya no me sirve de nada, porque fuiste alguien más que me miente(ió)... y sigo con el papel de boluda.
Sigo sin poder perdonarnos que siga sintiendo lo mismo.
Y el déjà vu me despertó de nuevo con el corazón acuchillado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
yo quiero saber...