Tarde agrisada, al compás el cielo baila,
la calle porteña inundada de carteras,
el asesino está cerca.
Melancólica sensación en ausencia de tu memoria,
quejas invisibles y desparramadas
en el epíteto de tu huída precoz.
Una selva de miradas,
las manos arañadas
y el asesino está cerca.
Sinsabor de tus palabras
en ecos de voces pasadas,
parafernalia imaginaria,
y la sensación de sin vos.
Contaminada de canciones,
intoxicada de tus laceraciones,
me juro una ilusión, el asesino está cerca.
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