Lo extraño del viaje de la costa hacia la city es que son los 400 km. más reflexivos del verano. Surgen esas dudas, estando lejos y cerca, las ganas y el miedo a la segunda parte. Y esas dudas se condensan y se impregnan en la piel, en cada pliegue como los del cuerpo de un octagenario, hasta que el relax se te evaporó en esta noche cualquiera y te envenenan tus propios colmillos en tu propia carne.
La solución a estas cuestiones siempre resultó siendo par.
Es el talismán que todavía se esconde en tus pupilas.
¿Pero hay par?
Una muy buena descripción de la vuelta a la vida cotidiana, que por mi parte tanto detesto en esos momentos.
ResponderEliminarVida Cotidiana?
ResponderEliminarEs un poco complicado decir eso cuando no hay una rutina establecida en vacaciones.
El ambiente ciudad siempre será una mierda, pero siempre hay retorno a lo que uno depende.