lunes, 22 de noviembre de 2010

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Los mensajes virtuales tienen un efecto inverso en mi estabilidad anímica. Tengo la extraña convicción que ni un abrazo ni un beso pueden considerarse como tal en palabras prediseñadas que leo a través de un tubo luminoso. Necesito piel, un par de ojos, una boca real que se equivoque, el pelo despeinado, un par de manos que hagan sentir la tibieza, la expresión física, esfuerzo sobrenatural para el encuentro, la compañía real. ¿Acaso vos no necesitás eso (de mí)?
Mientras tanto, el cielo se deshace en nuestros techos.
Un Lunes de Domingo.

1 comentario:

  1. Hoy en día, parece que la comunicación face to face pasó de moda. Y es triste.

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yo quiero saber...