martes, 16 de noviembre de 2010

despedida

Todos somos iguales en la despedida, todo duele igual: la impotencia de ser sólo un ser humano. Las pérdidas son el único sufrimiento noble que nos hace carne frágil, homogénea; cuando el superhombre de Nietzsche se convierte en su propio Dios de bolsillo.
¿Dónde quedan las palabras que no se dijeron, las experiencias por florecer, la saciedad de vida? Los sueños son irrealizables, irrepetibles e interminables. Sólo eso queda en ausencia, pero lo que nos queda de esa ausencia son los recuerdos que nos abrazan cuando los necesitamos; se convierten en fortaleza interna nuestra por los que ya no tienen piel para darnos. Nunca será el final suyo en nuestra memoria.
Es por eso que para siempre voy a ser para vos; que para siempre vas a existir para mí; en mí.

2 comentarios:

  1. Qué lindo que tengas eso. A veces pienso que yo no, que nunca. A veces no pienso.

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  2. Deberías leer esto en el discurso de fin de año para que todos se maten (Ni sádica xD)

    Me quedó con esto:
    Es por eso que para siempre voy a ser para vos; que para siempre vas a existir para mí; en mí.

    lo último es pura función del ser humano: no matar los recuerdos.

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yo quiero saber...