1. intr. Dicho de una persona o de una cosa: Decaer, desdecir, declinar, no corresponder a su primera calidad o a su primitivo valor o estado.
(RAE)
Empieza, recorre primero la cáscara rosa sobre el piso que sube por una queratina y después al lunar que asalta el hueso hasta el tobillo. Sigue avanzando, da pequeños saltitos que cosquillean las patas y hace llorar, esta vez se aburrió de resbalar y se metió adentro de la vena y atraviesa la primera parte con delicadeza.
Después arrastra más fuerte, esta vez se siente un poco más, por el laberinto capilar del intestino y se detiene en un rincón para descansar.
Despierta, inesperado, arranca una o dos y deja la flor para encarnarse entre las mariposas. Las mastica, las hace arder y le arde, le incendia dentro y fuera, le llena de llagas las sobrevivientes.
Llega a la bomba: la detiene.
Llega al ordenador: lo detiene.
Nace en una retina y muere en la paleta.
(Silencio)
Empieza otra vez: un día con un sol, un árbol, una casa, un cuerpo. Se acerca al espejo, se pierde. Piensa: recuerda. Piensa: olvida. Y mira a su alrededor y siente frío. Se tapa con la frazada de la cama y camina hacia la plaza. A Y esta mañana le pesan los ojos y los pensamientos, porque no encuentra. Sube un párpado y baja el otro.
Entonces Y estira las manos, quiere alcanzar algo: ahora sí recuerda. La plaza, el olvido. Trata de subir un escalón: falla. Trata de mover la reja: falla. Y mira un poco mejor y siente que el piso está muy frío y duro. La plaza, ahí. Se estira de nuevo: esta vez no alcanza.
Una gota se aplasta contra el cemento. Y siente el silencio que sopla alrededor: la ciudad duerme y sólo suenan las palabras que no dijeron. "La plaza -apunta- ahí encontré." Aproxima un pie al pasto: inútil. Sopla una abeja que volaba por ahí: inútil. Otra vez Y se desespera, el peso hace cada vez más presión adentro y siente que va a desmayarse.
Abre la boca y pide ayuda, en vano: la ciudad duerme. Otra gota se vuelve a aplastar contra el cemento. Y recuerda el sueño y recuerda. Sabe bien qué y por qué y cuándo, no cómo. Se le nota la vena profanada y ya se empieza a desvanecer.
Suena un estallido. La plaza y la ciudad quedan desiertas.
Después, un eco: "Mañana es otro volver".
(Silencio)
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