Las inseguridades se van derrumbando, los sueños renacen en suerte de sus besos espontáneos y sonrisas nuevas; mientras sus manos me ayudan a aferrarme, un poquito más, a él y al sentimiento nuevo. Y es su sonrisa que contagia a mi boca, y la cuota de optimismo necesaria para el equilibrio quebrado que trato, y tratamos, de arreglar-nos.... porque lo quiero, porque me quiere. Y eso es lo que más importa.
Las cicatrices quieren cerrarse aunque las lágrimas, todavía se quedan... esta vez la verdad es nuestro hilo con el que tejemos la magia del reencuentro, y tenemos lo que queremos, porque somos nosotros, uno y otro, y es lo que alcanza. No tengo nada que esconderle y él tampoco, somos... y su compañía me hace dejar atrás lo que no alcanzaba.
Creo que voy a sucumbir a su amor.
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