domingo, 11 de abril de 2010

El Jardín en el asfalto

" El Jardín Botánico es otra de las creaciones de Carlos Thays (la que él prefería entre los muchos parques que diseñó, y por algo habitaba allí con su familia) como lo fueron la remodelación de Plaza de Mayo, del Parque Lezama o la ampliación de Palermo entre tantas obras. Nada, ni la desidia municipal ni la incivilidad de los porteños que la destrozan, ha sido capaz de arruinar la belleza del Jardín Botánico, en el que respiran ocho mil especies, y al que Borges retrató como "astillero silencioso de árboles, patria de todos los paseos de la capital". También le dedicó uno de los poemas que, incluidos en la primera edición de Fervor de Buenos Aires, fue luego borrado por la exigente autocrítica del autor; así celebraba al paseo: "...por más que nuestras manos atestigüen los troncos/los árboles que balbucean apenas el ser/sueltan en pos de lo desconocido/su vana lumbreraria de hojas ciegas..."
Redactado en 1929, el aguafuerte que Roberto Arlt escribió sobre el Botánico no tiene nada de elegíaco. Se titula "Los tomadores de sol en el Botánico" y es una muestra del humor irónico que era una de las cuerdas favoritas de Arlt, a quien no le gusta lo que ve en su visita vespertina al Botánico.
"No sé si porque era lunes, o porque la gente ha encontrado otros lugares de distracción, el caso es que el Jardín Botánico ofrece un aspecto de desolación que espanta."
Tampoco el gustan los concurrentes al paseo: "¿Dónde se reúnen ahora los enamorados? ¿Han perdido el romanticismo? El caso es que en el Botánico lo que más escasean son las parejas amorosas. Sólo se ve algún matrimonio provecto que recrea sus ojos sin perjudicar sus rentas, ya que para distraerse recorren los senderos solitarios, separados uno del otro medio metro."
Menos aún le gustan los jardineros municipales: "Con un rastrillo en la mano, miraban el letrero de un árbol. Luego se miraban entre sí y volvían a mirar el letrero. Para no interrumpir sus meditaciones mantenían el rastrillo completamente inmóvil, de modo que no cabía duda alguna de que esa gente ilustraba sus magníficos espíritus con el letrero escrito en el idioma del latoso Virgilio. Y el éxtasis que tal lectura parecía producirles debía de ser infinito, ya que los dos individuos, completamente quietos como otros tantos Budas a la sombra del árbol de la sabiduría, no movían el rastrillo ni por broma...".
Pero finalmente, el cronista urbano Roberto Arlt se reconcilia con lo que ve: "...lo único noble, son los árboles... los árboles que envejecen apartándose de los hombres para recoger el cielo entre sus brazos". Esta idea, el árbol separado del hombre, y por lo tanto ennoblecido, está también en el poema de Borges: "En su supremo aislamiento/cada árbol está conmovedoramente perdido/y sus vidas son incomunicadas y hurañas/como espejos que ahondan en habitaciones distintas..." "

"Al pie de la letra", Alvaro Abós

3 comentarios:

  1. Creo que Arlt no conoció al director del botánico.

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  2. Podría, pero dudo que eso me abra puertas.


    Igual gracias por tu aporte a mi dilema.


    Suerte.

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  3. MUy bonito...
    Debo admitir que entré al blog de casualidad.. ya que estaba fijándome si encontraba recomendaciones de que zona de la ciudad me conviene para mi futura mudanza a uno de los departamentos en buenos aires que ya tengo señados :)
    en fin, quería comentar que me encantó tu publicacion.... gracias por compartila :)
    saludos

    y.... si saben recomendarme zona de BA se los agradeceré :)

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yo quiero saber...