martes, 13 de abril de 2010

Martes XIII

Se condensaban en el aire pesado del colectivo esos -nuestros- besos brujos. Llovían afuera las lágrimas que te lloré. Y mientras reboto en la masa de personas con el importante movimiento del transporte en el semáforo de Avenida de la Plata, mi corazón se alborota de recuerdos. ¿Era, acaso, su estoicismo tan admirable, o lo era toda su virtuosa lista además?
Para empezar, es martes 13 y, como todos sabemos, nunca hay que confiarse de sus coquetas ideas en días como estos que acompañan su lúgubre prejuicio con lluvias melancólicas. Sin embargo, no podía refutar que las promesas a su amor estaban selladas con sangre: su corazón era de él, sin alquiler posible ni deudas pendientes, y eso no podía modificarse.
Los ojos de los pasajeros anónimos rodaban junto con la compañía líquida que se escurría por la ventana, como estupefactos, todos pensaban en su amor perdido o el libro que nunca terminó. Cantaban mis auriculares una canción tuya y no censuré mi sonrisa.
No había que perder de vista la numeración y el día que acontecía, ya dije, en días como éstos los peores demonios se escapan de los más recónditos escondrijos para intentar develar el acertijo de tus ojos y el verdadero significado de tu constelación de pecas, y lograr así desnudarte de misterios de una vez por todas. Por eso hay que estar atentos los decimoterceros días del mes que son martes en los 85, que suelen tener efectos adversos por excesos de pensamientos durante su recorrido por Flores.
Ya para la llegada, los escalones del 85 no sólo me sorprendieron resbalosos sino que también con un aluvión de pasado que el paraguas no soportó. Es martes 13, y como todos sabemos, nunca hay que creer en las incidencias de la memoria maldita en días como estos; pero la realidad es que tu fantasma en mi cuello me hizo sentir viva durante esas cuadras a cielo abierto y de frío desprevenido, mientras me susurraba en los oídos:

''No quiero soñar mil veces las mismas cosas,
ni contemplarlas sabiamente...
quiero que me trates suavemente"

1 comentario:

  1. a veces la lluvia fuera del colectivo, salpica dentro, nuestro.
    un saludo en la lejania.

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yo quiero saber...